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sábado, 29 de abril de 2017

Alergias alimentarias: tópicos y realidades

Alergias alimentarias: tópicos y realidades

¿Los alimentos que tomo y he tolerado habitualmente no me pueden dar alergia?
Esto es falso, los alimentos que dan alergia son normalmente alimentos que habitualmente hemos tomado con anterioridad muchas veces, y que no nos habían dado problemas.
En niños es muy frecuente la alergia a la leche o al huevo, y en adultos es muy frecuente la alergia, entre otros alimentos, a pescados, mariscos, frutos secos, verduras (tomate, cebolla, apio..), frutas (melocotón, kiwi, melón...), harina de trigo.

¿Si tengo alergia a un alimento, siempre que lo tome me dará reacción?
Si la alergia al alimento es muy intensa, siempre que se tome producirá reacción, pero si la alergia no es muy intensa sólo habrá reacción una de cada n veces que lo tome. Hay tres factores identificados que hacen que una alergia alimentaria se manifieste:
 
  • Hacer ejercicio después (hasta 4 horas después) del alimento en cuestión.
  • Estar muy estresado mientras come el alimento en cuestión.
  • La toma de una analgésico antinflamatorio (aspirina, ibuprofeno...) antes o después del alimento en cuestión. En los niños pequeños es muy frecuente la alergia a las proteínas de la leche y la alergia al huevo (vomitan y tienen manchas rojas alrededor de la boca o ronchas tras un biberón).
      
Así pues es frecuente ver pacientes que tienen alergia al tomate por ejemplo y que habitualmente no tienen problemas al ingerirlos y, de vez en cuando (cada 6 meses o cada año), tienen un brote intenso de urticaria con angioedema en las siguientes 4 horas a tomarlo.


alergias alimentarias

Reacciones adversas

Tras hablar de las creencias de la población, vamos a hacer una pequeña clasificación de las reacciones adversas a alimentos y aditivos alimentarios. Dichas reacciones adversas a alimentos no son siempre alérgicas y se clasifican en:
  • Reacciones tóxicas: pueden presentarse en cualquier sujeto si ingiere la cantidad suficiente, un ejemplo es la intoxicación escombroide producida por pescados azules (atún, caballa...) en mal estado, que acumulan un exceso de histamina. Produce una urticaria (ronchas) o flushing facial (calor, enrojecimiento facial) tras su ingesta, acompañada de diarrea... Esto es lo que la gente llama habitualmente "intoxicación" término que por extensión es aplicado a otras urticarias, aunque el mecanismo no sea el mismo y el alimento no esté en mal estado.
      
  • Reacciones no tóxicas: inmunológicas o por hipersensibilidad, son las propiamente alérgicas y en ellas interviene el sistema inmune, siendo suficiente pequeñas cantidades del alimento para producir los síntomas (picores, urticaria, edema de labios o párpados, náuseas, vómitos, etc.). No inmunológicas o intolerancia. En la intolerancia no interviene el sistema inmunológico, es decir no es una alergia, el ejemplo típico es la intolerancia a la lactosa (el azúcar de la leche), que es muy frecuente y se produce por la pérdida de una enzima intestinal encargada de digerir la lactosa, produciendo dolores o molestias digestivas y diarrea y confundiéndose muchas veces con un colon irritable.
         

Síntomas de la alergia alimentaria

Hay diferentes formas de manifestar una alergia alimentaria:
 
  • Síndrome de alergia oral o S.A.O. Consiste en picor en boca (lengua, paladar, garganta, labios a veces con algo de edema de labios), que aparece de manera inmediata tras la toma de frutas frescas o verduras frescas. Asimismo, se caracteriza por la desaparición rápida y espontánea de los síntomas. El SAO por melocotón o melón es muy frecuente en pacientes con alergia a pólenes. No suele ocurrir con las mismas frutas o verduras cocinadas.
  • A pocas horas después de la ingesta, y en cuestión de minutos, se presenta un conjunto de síntomas como picor, habones (ronchas) por parte o por todo el cuerpo, edema (hinchazón) labial, de párpados o de otras partes, nauseas-vómitos, dolor de estómago y si la reacción es muy intensa, mareos, desmayo y/o sensación de ahogo por edema de laringe o broncoespasmo.
  • La alergia al anisakis (parásito del pescado) se manifiesta como el punto anterior pero acompañado generalmente de intenso dolor de estómago, ya que el gusano intenta penetrar en la pared del estómago.
  • Algunos pacientes con alergia leve a alimentos, presentan síntomas poco específicos como malestar digestivo, digestiones pesadas, alteraciones del hábito intestinal (diarrea...), a veces con picor anal o cutáneo acompañante...
  • En los niños pequeños es muy frecuente la alergia a las proteínas de la leche y la alergia al huevo (vomitan y tienen manchas rojas alrededor de la boca o ronchas tras un biberón). En la mayoría de los casos, estas dos alergias desaparecen con los años.
      
¿Cómo se diagnostican estas alergias alimentarias?
Las alergias se diagnostican según:
 
  • La historia clínica del paciente (es importante que el paciente anote con mucho detalle lo ingerido antes de la reacción).
  • Las pruebas de alergia que se realizan en piel (prick test -prueba indolora que consiste en la escarificación o raspado de la piel- con extractos preparados por los laboratorios, o si son verduras o fruta, mejor en prikc-prick que consiste en hacer la prueba con líquido extraído de la fruta o la verdura directamente)
  • Y si es necesario también en sangre (IgE -inmunoglobulina específica-)
  • A veces es necesario hacer una provocación con el alimento sospechoso para confirmar la alergia.
Centros Médicos Millenium

Tratamiento de las alergias alimentarias

El único tratamiento posible es la evitación del alimento, cosa que dependiendo del alimento en cuestión, a veces se hace bastante complicado, por ejemplo con el huevo, por estar en pequeñas cantidades en muchos alimentos preparados, o bien porque la descripción del contenido alimentario del producto no esté lo suficientemente clara.
Especial precaución hay que tener con los alimentos procedentes de otros países y culturas diferentes al nuestro, ya que ha veces es difícil saber el contenido real. Es importante abstenerse de experimentar con alimentos desconocidos. En el caso de tener que hacer una dieta de eliminación muy amplia, se buscan alimentos sustitutivos para conseguir una dieta equilibrada. Igualmente se debe tener cuidado con el manipulado y cocinado de los alimentos.

Redactado por el Dr. Gabriel Sosa, Dpto. de Alergia del Hospital Universitario de la Zarzuela y del Sanitas Milenium Centro Médico Conde Duque.

jueves, 27 de abril de 2017

¿Existe la alergia al sudor ?

ALERGIA AL SUDOR ,EXISTE ????????????????????????????
La alergia al propio sudor, como tal, no se contempla como un diagnóstico definitivo. En el sudor existen diferentes sustancias que pueden irritar la piel y producir diferentes lesiones cutáneas. Pero, no es un diagnóstico actual la "alergia al sudor".
En realidad, se trata de una confusión con otros problemas de la piel como dermatitis o urticarias.
La urticaria colinérgica es una afección de la piel que puede desencadenarse por situaciones en las que aumenta el calor corporal y la sudoración, como por ejemplo el ejercicio, baños o duchas calientes, comida especiada e incluso situaciones emocionales que causen estrés. En ocasiones se la denomina urticaria inducida por el ejercicio.

Las lesiones dérmicas aparecen a los pocos minutos de comenzar a sudar y pueden durar hasta 30 minutos, una hora o más una vez que el cuerpo vuelve a la temperatura normal y desaparece el sudor. Son ronchas muy pruriginosas (pican mucho) que van precedidas de sensación de calor o quemazón. Pueden llegar a producirse vesículas. Es más frecuente su aparición en los brazos y tórax pero pueden aparecer en cualquier zona del cuerpo
Puede acompañarse de dolor de cabeza, aumento de la salivación, palpitaciones, dolor abdominal y diarrea. Es más frecuente en personas con dermatitis atópica, urticaria crónica, rinitis alérgica o asma.
El sudor puede facilitar la liberación de alérgenos (sustancias que pueden producir alergia) desde los tejidos de la ropa que provocarían una dermatitis de contacto. Por lo tanto, se debe tener en cuenta las cremas, perfumes u otros cosméticos, detergentes, etc. que se estén utilizando.

Es importante recordar que en todos los pacientes con dermatitis atópica, dermatitis de contacto o cualquier otro tipo, la sudoración y el calor empeoran las lesiones producidas por la enfermedad subyacente.
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Fuente: https://saludtotal.net/alergia-al-sudor/

Una enfermedad que puede recordar a la urticaria colinérgica es la dishidrosis o eczema dishidrótico. Es una dermatitis crónica, que desaparece por periodos prolongados, y que afecta a las palmas y dedos de las manos y las plantas de los pies. Aparecen pequeñas vesículas que pican mucho y que tienden a agrietar la piel. Suele aparecer en personas con antecedentes de dermatitis atópica. El estrés psicológico es un factor muy importante.
Con el calor de estos días de verano, es bastante habitual que aparezcan unos granitos con forma de burbujas transparentes en la piel de los niños más pequeños y bebés.

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Fuente: http://www.nadiecomomama.com/crianza/consejos/sudaminas/

Se conocen con el nombre de sudamina o miliaria y son provocados por el sudor. Pueden provocar bastante picor ,Afecta sobre todo a los niños menores de 3 años y bebés, ya que al organismo le cuesta más desprenderse del calor y por tanto sudar, y es más habitual en aquellos que tienen la piel atópica con problemas de dermatitis o la piel muy seca.
Fuente: https://www.facebook.com/asmayalergias/posts/769090609827133:0

miércoles, 26 de abril de 2017

"Alergia" nerviosa

Alergia nerviosa: síntomas y tratamiento

El estrés del día a día y la rutina diaria trae consigo problemas en la salud; producto de la ansiedad y el nerviosismo, se presenta la Alergia Nerviosa. Esta condición es la menos probable de entre los distintos tipos de alergias, pero existe la posibilidad de desarrollarla y conlleva muchos problemas molestos en el organismo de la persona que posee un cuadro emocional intenso.
La gran diferencia con otras alergias es que no existe una sustancia que afecte el cuerpo humano, es el estrés y la dureza diaria lo que ocasiona esta reacción alérgica del sistema inmunológico, pero que sólo aparece en los momentos de mayor tensión del día.
Por tanto que mientras se maneje una rutina cargada de actividades sin descanso se puede desarrollar ésta también llamada Dermatitis Nerviosa o urticaria nerviosa.

alergia nerviosa

Síntomas de este tipo de alergia

Para poder reconocer cuando se sufre de alergia nerviosa debemos tener en cuenta los siguientes síntomas:
  • Erupciones en varias partes corporales externas, que en este tipo de condición se asemejan a picaduras de zancudos o mosquitos.
  • Rosetas y picazón, aparecen en zonas específicas, tales como el cuello, las manos, las rodillas, las piernas y entre ellas.
  • La picazón llega a tornarse insoportable en aquellas ocasiones del día donde se forma mayor tensión en el cuerpo.
  • En las noches la comezón no se detiene en ningún momento, dificultando el descanso, empeorando la condición y creando trastornos de sueño.

Recomendaciones para su tratamiento

Lo primero que debemos hacer cuando se sospecha de padecer alergia nerviosa es consultar al médico, de esta manera se asegurara la condición y en qué nivel está, lo que evitaría que se siga desarrollando.
Crear rutinas de ejercicio diario libera tensiones en el organismo. Es primordial evitar el rascado constante, esto impedirá que se aumente el tamaño de las lesiones en el cuerpo y que se propaguen.
Existen cremas con corticoides que reducen la comezón en las heridas y apaciguan las molestias de la dermatitis, pero cabe destacar que no la eliminan. Debido a esto debemos considerar concretar una cita con un psicólogo que nos ayude a liberar las tensiones familiares, laborales o de otro tipo que nos puedan estar afectando y llevando a la condición de sufrir una alergia nerviosa.
Se debe considerar incluso el uso de medicina alternativa que ayude a controlar los nervios, tales como la acupuntura.

Fuente: https://alergiasen.com/nerviosa/

domingo, 23 de abril de 2017

Diferencias entre alergia e intolerancia alimentaria

 Diferencias entre alergia e intolerancias alimentarias

A día de hoy las alergias e intolerancias alimentarias son muy conocidas. Hoy se habla mucho acerca de la intolerancia a la lactosa, o sobre la alergia al gluten, pero hasta hace años esto no era del todo así. Puede ser debido, probablemente, a que hoy en día muchas publicaciones especializadas publican artículos relacionados con ellas, y también la llegada al mercado de algunos productos específicos, como por ejemplo es el caso de la leche sin lactosa y de los alimentos sin gluten.

Pero lo cierto es que aún hoy es muy común confundir la alergia alimentaria y la intolerancia alimenticia, de manera que es habitual utilizar ambos términos –o problemas- como sinónimos, cuando en realidad son bien diferentes.
Diferencias entre la intolerancia alimentaria y la alergia alimenticia

¿Por qué suele ser normal confundirlos? Probablemente porque ambos cursan con síntomas similares, pero en la mayoría de los casos es por el desconocimiento de la persona.

La alergia alimentaria

Se denomina alergia alimentaria a las reacciones adversas que aparecen tras ingerir un alimento, o bien un aditivo contenido en él, a pesar de desconocerse cuál ha sido el mecanismo que haya desencadenado dicha reacción. Desde un punto de vista médico, este término se utiliza sólo en las formas inmunológicas. A diferencia de la intolerancia alimentaria, mientras que una intolerancia puede causar que la persona se encuentre mal, la alergia alimentaria no solo provoca que la persona se sienta mal, sino que también puede llegar a causar reacciones de riesgo fatales.
La alergia alimentaria aparece cuando el sistema inmunitario de la persona interpreta que determinado alimento, o aditivo contenido en él, es un invasor. Esto provoca una respuesta inmunológica desproporcionada, causando la reacción alérgica. En ella el organismo libera una serie de sustancias químicas, entre las que nos podemos encontrar con la histamina. Dicha reacción puede causar síntomas tales como:
  • Problemas para respirar.
  • Opresión en la garganta.
  • Ronquera.
  • Tos.
  • Dolor de estómago.
  • Vómitos.
  • Urticaria.
  • Inflamación.
  • Disminución de la tensión arterial.
La alergia alimentaria
En muchas ocasiones, la reacción alérgica aparece aún cuando la persona haya solido ingerido una pequeñísima cantidad del alimento, o a veces incluso con solo tocarlo o inhalarlo.

La intolerancia alimentaria

A diferencia de las alergias alimenticias, existe una intolerancia alimentaria cuando se produce una reacción adversa a la ingesta de un alimento o de un determinado aditivo contenido en él, pero se trata de una reacción no inmunológica.
Esta intolerancia se debe a la acción de alimentos que contienen determinadas sustancias que causarán una alteración de la mucosa digestiva, o bien síntomas por su consumo excesivo.
La intolerancia alimentaria

Sus síntomas son similares a los que aparecen cuando se produce una alergia alimenticia, pero a diferencia de la alergia, éstos no son graves:
  • Náuseas y gases.
  • Retortijones abdominales.
  • Diarrea.
  • Dolor de cabeza.
  • Sensación de nerviosismo e irritabilidad.
Como vemos, diferenciar entre una alergia alimentaria y una intolerancia es importante, ya que aunque suelen cursar con síntomas similares, la alergia alimentaria sí puede desencadenar reacciones adversas muy graves para la salud y para la vida de la persona que la presenta.

Fuente: https://www.natursan.net/alergia-e-intolerancia-alimentaria-diferencias/

Gluten no declarado en Polenta ( proveniente de Italia )

GLUTEN NO DECLARADO EN POLENTA PROCEDENTE DE ITALIA (Ref. 2017/054)


La Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición ha tenido conocimiento a través del Sistema de Alerta Rápido para Alimentos y Piensos (RASFF), de una notificación de alerta realizada por las Autoridades competentes de Italia relativa a la presencia de gluten no declarado en el etiquetado del producto “ polenta instantánea “ marca IRIS,  lote: L 101217 en envase de 500 g. 

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Fuente: http://atencionalconsumidor.com/wp-content/xpolenta.jpg.pagespeed.ic.USLrjNuBl8.jpg


El producto ha sido fabricados en Italia y distribuido en Austria, Francia, Eslovenia, Italia, Canadá y España (Comunidad Autónoma de Baleares).
Se ha procedido a informar de estos hechos a las Autoridades Competentes de las Comunidades Autónomas a través de la Red de Alerta Alimentaria nacional (SCIRI).


No obstante, y como medida de precaución, se recomienda a aquellos consumidores celiacos que pudieran tener el producto anteriormente mencionado en sus hogares que se abstengan de consumirlo.
Asimismo se indica que el consumo de estos productos no comporta ningún riesgo para el resto de consumidores.


Fuente:
AECOSAN http://www.aecosan.msssi.gob.es/AECOSAN/web/seguridad_alimentaria/alertas_alimentarias/gl

viernes, 21 de abril de 2017

Las reacciones cruzadas

Los peligros de desconocer las reacciones alérgicas cruzadas



En los últimos cinco años, las personas que han acudido a consulta por reacciones alérgicas derivadas del consumo de leche y huevos, sobre todo, o fruta, han pasado del 3 al 8%, aunque la escasez de estudios epidemiológicos impiden conocer la incidencia real. El estudio español Alergológica situaba esta cifra en torno a un máximo del 7%, en el caso de los niños menores de tres años y del 3% en los adultos.
Las alergias más conocidas son las que producen el polen y los ácaros; las primeras son más frecuentes en zonas de interior y los segundos en lugares que están cerca del mar o son húmedos. Sin embargo, hay muchos más enemigos en el medio ambiente al que las personas sensibles están expuestas y sobre las que se sabe mucho menos. Es el caso de las alergias alimentarias y a materiales de contactco como los barnices o el látex, y, sobre todo, las llamadas alergias o reacciones cruzadas por las que una persona puede ser alérgica al polen, al kiwi y al látex y no saberlo.
Entre los alimentos, leche, huevo y pescado son los más alergizantes en niños y las frutas, frutos secos, leguminosas y, a más distancia, pescado y marisco son los principales productos responsables de sensibilizaciones alérgicas en adultos. En países como EEUU donde hay 11 millones de alérgicos, la mantequilla de cacahuete constituye la tercera causa de alergia en lactantes. En Italia, sin embargo, es el trigo -por el consumo de pasta- la tercera causa de alergia alimentaria.

La edad es buena

Aunque muchos pacientes no tengan esa sensación, las alergias disminuyen o desaparecen a medida que nos hacemos mayores. Eso sí, siempre que los primeros síntomas aparezcan durante la infancia porque si lo hacen durante la adolescencia y, sobre todo, en la época de adulto, estos acompañarán al alérgico de por vida.
A veces, si la sensibilización es persistente, se suele asociar a la existencia de reactividad cruzada con otros agentes alergizantes. Este asunto es de gran interés porque explica por qué sustancias o alimentos distintos son capaces de provocar alergias idénticas al compartir proteínas filogenéticamente relacionadas (panalérgenos). Eso hace que una persona pueda ser sensible a una determinada fruta, por ejemplo, y también a la goma.

Cruce de caminos

El ejemplo más famoso tal vez sea el de la alergia cruzada del látex con el kiwi, el plátano y la castaña. Y es importante porque las personas alérgicas a este fruto tampoco podrán ponerse guantes de látex o utilizar preservativos de este material. Algunos expertos incluso sostienen que la generalización del uso del látex después de la aparición del VIH /Sida y a la introducción en la dieta de frutas alergénicas, son dos de los responsables de los incrementos del número de alergias alimentarias.
Otras asociaciones increíbles son la de las alergias cruzadas a las cucarachas y los mariscos, por un lado y los pólenes y las frutas, por otro. Es es el caso de las frutas rosáceas -cereza, ciruela, melocotón, albaricoque, nectarina, fresa, manzana, pera, zarzamora, frambuesa y almendra-, y los pólenes.

Alergias ocultas

En cuanto a los frutos secos, la sensibilización al cacahuete se asocia con frecuencia a la de otros frutos secos como la avellana y la nuez. Por lo que respecta a los mariscos, la reactividad cruzada es muy frecuente tanto entre crustáceos (gamba, langostino, cangrejo, etc.), como con los bivalvos (almeja, mejillón, etc.) y cefalópodos (pulpo, calamar, sepia, etc.). La base de esta reactividad cruzada se centra en la existencia de una proteína común a ellos, denominada tropomiosina.
Entre los pescados azules causantes de sensibilización destacan la sardina, la caballa y el atún, y entre los pescados blancos la merluza, el gallo o el lenguado.
También se han descrito problemas alérgicos con diferentes legumbres como la alubia, lenteja, almorta, o la soja, ahora de moda. Quienes son alérgicos a la lenteja suelen serlo a otras legumbres. Aunque en España los alérgenos más comunes son los derivados del huevo, del pescado y de la leche de vaca, los más peligrosos para la salud por las reacciones que provocan son los frutos secos. El principal peligro proviene de que en muchas ocasiones son alérgenos ocultos y de que son responsables de la mayoría de las reacciones anafilácticas mortales o casi mortales.

Fuente: http://www.eleconomista.es/salud/noticias/1086266/03/09/Alergias-que-se-cruzan.html

martes, 18 de abril de 2017

Síndrome del restaurante chino / intolerancia a GMS

Síndrome del restaurante chino (GMS )


El síndrome del restaurante chino es un conjunto de síntomas que aparecen tras comer comida china y que parece que ocurren  tras la ingesta de glutamato monosódico (GMS) en grandes cantidades en personas sensibles a este aditivo, aunque esto no ha sido probado sino solo experimentado por lo que se considera más una intolerancia que una alergia.

El glutamato monosódico fue aislado en 1908 desde unas algas marinas muy utilizadas en Japón para aumentar el sabor de otros alimentos con muy poca cantidad lo que lo hizo muy interesante para la industria alimentaria.

La denominación del Glutamato Monosódico es el E621 en las etiquetas alimentarias y podemos encontrar de forma natural champiñones, queso parmesano o el zumo de tomate.
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Fuente: https://i.blogs.es/f3d058/ajinomoto/450_1000.jpg


El GMS es muy similar al Glutamato que es uno de los neurotransmisores más comunes y más estudiados ( aunque es muy complejo ) y se relaciona entre otras cosas con la memoria y la excitación.

Las personas que  padecen la intolerancia ( me incluyo entre ellas ) sienten una repentina sudoración con enrojecimiento de la cara, dolor de cabeza, sensación de calor en la boca y alrededores y en ocasiones dolor y presión en el torax ( en algunos casos se puede apreciar taquicardia y problemas respiratorios ).

Estos síntomas son temporales y remiten generalmente solos pero a veces es necesario acudir antihistaminicos, corticoides y adrenalina con un adecuado control cardiaco.
 



lunes, 17 de abril de 2017

Alergia a los suavizantes

Reacción alérgica a Suavizante

Reacción alérgica a Suavizante
  • Las reacciones alérgicas de suavizante de telas son comunes. 
     
  • Suavizantes de tejidos están diseñados para reducir la cantidad de estática en las fibras sintéticas, y se componen de muchos productos químicos, algunos de los cuales pueden ser importantes irritantes sobre la piel y el cuerpo. Los bebés, niños, adultos mayores y personas con sistemas inmunes debilitados son típicamente más sensibles a los productos químicos en los suavizantes y son más propensos a experimentar reacciones.

    Descripción

    La dermatitis de contacto es el nombre técnico para una reacción en la piel cuando entra en contacto con un alergeno causante, como suavizante de telas. Clínica Mayo, explica que los signos y síntomas de una reacción suavizante de telas pueden incluir un sarpullido rojo o protuberancias, picazón, dolor, sensibilidad o una erupción cutánea localizada. Dos de los productos químicos en el suavizante responsable de esta reacción, afirma la Asociación de Salud Ambiental de Nueva Escocia, son quanternium y imidazolidinilo, descrito como liberadores de formaldehído. La alergia más grave para el suavizante de telas puede causar urticaria - pequeñas ronchas, hinchazón - para formar en la piel.
    De acuerdo con el Dayton Oído, Nariz y Garganta Cirujanos, Inc., humos de suavizante de telas pueden irritar a algunas personas, lo que lleva al cansancio, dificultad para respirar, ansiedad, mareos, dolores de cabeza, desmayos y memoria problemas.

    Tratamiento

    Quítese la ropa que crea que está causando la reacción y evitar rascar el área afectada. Más de cremas de venta libre contra la comezón que contienen hidrocortisona típicamente pueden aliviar el malestar, como puede mojar los apósitos aplicados a la piel. Clínica Mayo afirma que se puede tomar de dos a cuatro semanas para una reacción de la piel para aclarar, así que sea paciente y evitar un nuevo contacto con los alérgenos.
    Si se desarrollan urticaria, administrar Benadryl u otro antihistamínico de venta libre, y seguir administrando cada seis horas hasta que la gravedad del síntoma disminuye.

    Alternativas

    Mientras suavizante siente refrescante y hace que tu ropa se sienten bien, hay alternativas si usted tiene una alergia suavizante. Según PlanetGreen, una filial de Discovery Channel que trata sobre temas de salud y medio ambiente, se puede reemplazar el suavizante de telas con vinagre para suavizar la ropa de forma natural. Añadir tres cuartas partes de una taza de vinagre al ciclo de enjuague final de una carga de ropa.

    Consideraciones

    Si usted está preocupado acerca de una alergia suavizante, lave su ropa de nuevo y ver si los síntomas reaparecen. Si lo hacen, consulte a un alergólogo para recibir un diagnóstico a fondo, oficial.
    Consulte a su médico si experimenta trastornos del sueño del malestar de la piel, infección de la piel o dolor, o si usted siente vergüenza por el aspecto de tu piel.

    Fuente : http://www.ratser.com/reaccion-alergica-a-suavizante/

    Me imagino que ahora pensareis que si en casa hay alergicos toca no usar suavizante pero en Alemania ( muy estrictos en matería de componentes químicos ) han sacado líneas de productos para alérgicos que incluyen:

    Suavizante para la ropa Lavexan: con este suavizante sin fosfatos se necesita menos detergente para obtener una colada limpia y una lavadora sin calcificaciones, ya que suaviza las aguas duras. Además, al llevar zeolitas elimina los olores, por lo que es perfecto para conseguir una colada sin olores. Previene la formación de depósitos de calcio. Debe usarse a más de 10ºC de temperatura. Cuesta menos de 7€ el kilo y lo  podeis encontrar en http://blog.purenature.es/casa-saludable/kit-basico-alergicos/

viernes, 14 de abril de 2017

Alergia al anisakis y parasitación por anisakis




Alergia al Anisakis simplex

Dra. M.ª Teresa Audicana Berasategui
Médico especialista en Alergología. Servicio de Alergología e Inmunología Clínica del Hospital Santiago Apóstol, Vitoria-Gasteiz

¿Qué es el Anisakis?
El Anisakis es un parásito cuya larva adulta (o L3) se detecta a simple vista en la cavidad abdominal de muchos pescados marinos. Tiene una longitud aproximada de 2 a 3 cm, y un aspecto filiforme de color blanco-rosado. Pertenece a los denominados nematelmintos (gusanos cilíndricos), cuya forma adulta habita en los grandes mamíferos marinos. De todas las enfermedades que pueden ocasionar los alimentos procedentes del mar, las principales parasitosis que afectan al hombre occidental son las de la familia Anisakis, o anisákidos, con una distribución global en los cinco continentes. Las especies de anisákidos responsables de la parasitación humana pertenecen al género Anisakis simplex y, en menor medida, al Pseudoterranova decipiens, también llamado gusano del bacalao. Pero los humanos no somos un hospedador adecuado para este parásito, de modo que habitualmente no se completa su ciclo vital en la especie humana, al no ser capaz de desarrollarse para alcanzar la etapa adulta. El humano se puede considerar por lo tanto un hospedador accidental (véase ciclo biológico).
Anisakis
Fuente: http://www.webconsultas.com/sites/default/files/styles/encabezado_articulo/public/temas/anisakis_1.jpg?itok=zCMuOkvs

¿Dónde se halla habitualmente el Anisakis?
El Anisakis es un parásito complejo y requiere para su reproducción de un ciclo biológico que incluye varios hospedadores pertenecientes al ecosistema marino. El parásito adulto suele encontrarse en el estómago de gran variedad de mamíferos marinos —hospedador definitivo—, en particular cetáceos (ballenas, delfines, marsopas, orcas, narvales), y más raramente en pinnípedos (focas, leones marinos y morsas). En los estómagos de estos grandes mamíferos marinos las larvas alcanzan el estado adulto y la madurez sexual, de modo que se expulsan los huevos fecundados al mar a través del aparato digestivo por las heces del hospedador definitivo. Los huevos expulsados alojan la larva en su estadio inicial (L1), desde el que ha de madurar hasta L3. Dicha larva, para alcanzar la madurez necesaria antes de parasitar a los peces, pasa por otros hospedadores intermediarios (eufásidos o diminutos crustáceos del plancton) presentes en el krill oceánico. Los peces, los cefalópodos y las ballenas adquieren la parasitación al alimentarse de plancton o al ingerir a su vez otros peces contaminados previamente con larvas de anisákidos. Muchas variedades de peces comestibles pueden albergar larvas en estadío L3 en la musculatura más próxima a su abdomen, formando ovillos en el paquete visceral, o enquistadas en el músculo más próximo a la cavidad abdominal.

¿Cuáles son las especies de peces que pueden contener larvas de Anisakis?
Se considera que cualquier pescado marino es susceptible de estar parasitado por larvas de anisákidos. Entre las numerosas especies de peces y cefalópodos que sufren la parasitación, muchas son de importancia comercial, como el arenque, la sardina, la anchoa, el salmón, el abadejo, la merluza, la bacaladilla, la locha, la caballa, el bonito/atún, el rape, el rodaballo, el jurel o los calamares, entre otros. La cantidad de larvas y su distribución dentro del pez dependen de sus hábitats marinos y de sus hábitos alimentarios: en los peces que se alimentan de eufásidos (bacaladilla, arenque, caballa), las larvas se alojan mayoritariamente en la cavidad abdominal y vísceras, mientras que en aquellos que se alimentan de otros peces (abadejo, bacalao, merluza, locha, rape) son abundantes en la musculatura que rodea la cavidad abdominal del pez. Algunos pescados de nuestros caladeros están altamente parasitados, especialmente los ejemplares de merluza (Merluccius merluccius), que es una de las especies más consumidas en fresco en nuestro entorno; otras especies, como el gallo o el verdel, sufren menor parasitación y representan un riesgo más bajo. Las larvas de Anisakis pueden estar también presentes en los moluscos cefalópodos (calamares, pulpo), pero no en los bivalvos (ostras, almejas, mejillones, berberechos, etc.), ni en los mariscos (crustáceos), ni en los peces de río como la trucha o la carpa.
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Numerosas especies de peces y cefalópodos sufren la parasitación por Anisakis. (Créditos, F. 142)

¿Cuáles son los platos de pescado que entrañan riesgo de adquirir parasitación por anisákidos?
Aunque existen otros parásitos del pescado, los casos de parasitación humana por Anisakis han sido descritos en todos los continentes, y en los países occidentales las especies de anisákidos son prácticamente las únicas que se deben tener en cuenta. Sin embargo, la parasitación humana más frecuente entre las originadas en el consumo de pescado es la opistorquiasis; ahora bien, su distribución está limitada al Sudeste Asiático donde, sólo en Tailandia, la sufren más de seis millones de personas. Las infestaciones humanas por parásitos del pescado se asocian a hábitos alimenticios que incluyen el consumo de pescados crudos o insuficientemente cocinados, al ingerir parásitos vivos presentes en pescado crudo o que han sobrevivido a un cocinado insuficiente (se trata, por lo tanto, de una contaminación biológica de los pescados y no existe riesgo de contagio persona a persona). Los hábitos de consumo de pescado pueden variar mucho en función de las tradiciones y de la cultura culinaria. Así, se consideran platos de riesgo en la transmisión de anisákidos el sushi y sashimi japoneses, los arenques salados o ahumados típicos de Holanda, el gravlax nórdico, el lomi-lomi hawaiano, el cebichesudamericano y los boquerones en vinagre españoles, entre otros platos. No obstante, estos platos se consideran seguros si se elaboran con pescado previamente congelado, como se verá después en las normas recomendadas.

TABLA 1. Platos de pescado que entrañan riesgo de adquirir parasitación por elaborarse con pescado crudo o insuficientemente cocinado
País
Alimento (especialidad de pescado)
Todos
Sushi, sashimi, pescado ahumado, sprat (arenque, salmón, caballa, bonito, atún)
Todos
Cebiche sudamericano (lenguado, pejerrey, caballa, bonito, mero, pulpo, calamar, corvina, tiburón)
Dinamarca
Arenque ahumado y/o en salazón
Italia
Anchoas marinadas
Escandinavia
Gravlax (salmón)
España
Anchoas en vinagre (boquerones)
Alemania
Rollmops (arenque)
Holanda
Nieuwe (arenque)

¿Qué tipo de enfermedades puede producir?
El Anisakis produce, al ingerir alimentos contaminados por él, dos cuadros clínicos: la parasitación del tracto digestivo, y reacciones alérgicas cuya sintomatología puede variar desde la urticaria hasta el choque anafiláctico. Cuando ambas situaciones coinciden en el tiempo, hablamos de anisaquiasis gastroalérgica. Se detallan a continuación:
  • Parasitación o infestación (anisaquiasis o anisakidosis). Se considera una zoonosis (enfermedad humana transmitida por los animales) y se adquiere por el consumo de pescado o cefalópodos crudos o insuficientemente cocinados que alojen larvas vivas, ocasionando una infestación que puede afectar a cualquier individuo expuesto de la población general. Los síntomas dependerán de la parte del tubo digestivo implicada. La mayoría de los casos han sido descritos en Japón, ya que sus costumbres alimenticias incluyen platos de pescado crudo. Sin embargo, en los últimos años se ha observado un aumento del número de casos en países europeos.
  • Anisaquiasis gastroalérgica. Se define como un cuadro alérgico agudo típicamente acompañado de síntomas digestivos gástricos, y es consecuencia de la suma de los síntomas de una parasitación aguda y su correspondiente respuesta de anticuerpos desencadenada por el parásito. Depende también en gran medida de los hábitos dietéticos de la población. En Japón, de todas las anisaquiasis (infestaciones con parásito vivo), se calcula que el 10% se acompaña de urticaria. En nuestro país se ha relacionado principalmente con el consumo de boquerones en vinagre, sobre todo en la Comunidad de Madrid y comunidades adyacentes.
  • Alergia a Anisakis. Cuadro alérgico agudo que se produce al exponerse a pescado parasitado, como respuesta a un contaminante biológico del pescado (Anisakis) y no frente a las propias proteínas del alimento. No ocurre en la población general y no requiere que el pescado esté crudo en el momento de su consumo. Se da generalmente en sujetos adultos, que no han presentado nunca alergia a pescados ni a otros alimentos. Los síntomas más comunes son los cutáneos, aunque también hay casos de anafilaxia (acompañados de síntomas respiratorios, digestivos, hipotensión y hasta choque). La alergia al parásito Anisakis es posible que no pueda llegar a ocurrir sin una parasitación previa, aunque la cuestión no está del todo aclarada.
  • Otras enfermedades (de forma mucho más rara): rinoconjuntivitis y asma ocupacional en pescaderos y otras personas que manipulan pescado en su trabajo, gastroenteritis eosinofílica, dermatitis proteínica, urticaria de contacto, urticaria crónica, artritis reactiva…
Anisakidosis y anisaquiasis
A lo largo de los años se han empleado diversas palabras para nombrar la parasitación por anisákidos. Durante los años cincuenta, tras la descripción de los primeros casos, se utilizó el término anisaquiasis en la bibliografía. Aunque dentro de la familia anisakidae se pueden diferenciar tres géneros diferentes, tanto su aspecto como sus ciclos biológicos y su comportamiento en los humanos son bastante similares. Posteriormente, dada la complejidad de la identificación de estos parásitos, un grupo de expertos en 1988 recomendó la utilización de términos diferenciados:
  • Anisakidosis: Familia Anisakidae en general, que incluye las tres siguientes.
  • Anisaquiasis o anisaquiosis o anisakidosis: Género Anisakis.
  • Pseudoterranovosis: Género Pseudoterranova.
  • Contracecosis: Género Contracaecum.
¿Cómo son los síntomas de la reacción alérgica a estos parásitos?
Lo más común es un cuadro alérgico agudo que se desencadena habitualmente entre 15-30 minutos y 2 horas tras comer pescado. Es más frecuente que tenga lugar en sujetos adultos, entre los 40 y 70 años, y que la reacción se atribuya a medicamentos o a otros alimentos, dado que los sujetos habían tolerado estas mismas variedades de pescado a lo largo de toda su vida. Los signos y síntomas detectables son los siguientes:
  • En la piel: urticaria con habones generalizados pruriginosos, y en ocasiones angioedema (hinchazón deformante de la piel de los párpados y/o labios).
  • En el aparato digestivo: dolor abdominal, sensación de plenitud, náuseas, vómitos y/o diarrea.
  • Cuadro generalizado o anafilaxia, con sus síntomas típicos: urticaria, picor palmoplantar y en genitales, acompañados de síntomas respiratorios y digestivos, mareo, pérdida de conciencia y sensación de muerte (véase capítulo 36). A diferencia de los síncopes más banales (de tipo vagal), los sujetos afectados por un choque anafiláctico no están pálidos ni sudorosos, sino con lesiones de urticaria, hinchazón facial y generalmente dificultad respiratoria.
¿Estas enfermedades son nuevas?
No son enfermedades nuevas, pero se están diagnosticando con mayor frecuencia en los últimos 15-20 años, debido a que su conocimiento ha mejorado considerablemente y a los cambios en los hábitos de consumo del pescado. Ya en 1955 se detectó en Holanda por primera vez la presencia de un gusano tipo nematodo en un paciente con un problema intestinal relacionado con la ingestión de pescado ahumado, y que motivó una posterior legislación sobre el congelado previo de los pescados ahumados destinados al consumo crudo. A partir de entonces, la mayoría de los casos han sido descritos por autores japoneses, puesto que sus costumbres alimenticias incluyen platos de pescado crudo. En los últimos años se ha observado un aumento del número de casos de parasitación y gastroalergia en Europa, y concretamente en España. Este dato no es de extrañar, ya que España es uno de los países que más pescado consume dentro de la Unión Europea y se encuentra en el segundo grupo de países consumidores a nivel mundial (entre 30 y 60 kg/persona/año).
Desde 1995, en España se han descrito centenares de casos de alergia al parásito Anisakis simplex, que se ha convertido en un antígeno más que incluir en las baterías habituales de pruebas para el estudio de alergia alimentaria y anafilaxia. La primera paciente descrita (procedente del Hospital Santiago de Vitoria) había presentado episodios repetidos de anafilaxia, siempre tras comer merluza, tolerando el mismo pescado de forma habitual entre los episodios. El diagnóstico se basó en pruebas cutáneas (prick-test) con un extracto realizado de forma artesanal tras identificación del parásito. La sospecha diagnóstica se confirmó mediante técnicas de laboratorio.
En cuanto a la anisaquiasis gastroalérgica, se describió por primera vez de manera detallada en el año 2000; y de momento la frecuencia con la que aparece —al depender en gran medida de los hábitos dietéticos de la población— aún no se puede establecer en las diferentes regiones españolas, aunque se estima que es más elevada en la zona centro (área de Madrid).
¿Qué síntomas produce la parasitación por Anisakis?
Una vez ingeridas por el hombre, las larvas penetran a través de la mucosa del tracto digestivo gracias a la acción de diversas enzimas. La forma clínica de presentación dependerá de la parte del tubo digestivo a la que afecte el parásito, y así se distinguen tres formas clínicas: gástrica, intestinal y ectópica.

FIGURA 1. Mapa de consumo de pescado en Europa (kg/persona/año)
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El consumo de pescado en España sólo es superado, entre los países europeos, por Portugal, Holanda y Dinamarca.
Forma gástrica: los síntomas aparecen unas pocas horas (< 12) después de comer pescado poco cocinado, coincidiendo con el momento en que la larva penetra en el tracto digestivo. La localización gastroduodenal es la más frecuente (70% de los casos). La persona afectada se ve aquejada de dolor muy intenso en la zona alta del abdomen, náuseas y vómitos.
Forma intestinal: los síntomas aparecen en las 48-72 horas siguientes a la ingestión del pescado contaminado con larvas. Suelen consistir en dolor abdominal agudo, náuseas, vómitos y alteración del ritmo intestinal con estreñimiento o diarrea; incluso son posibles cuadros de obstrucción intestinal. Las lesiones suelen aparecer en la zona final del intestino delgado llamada íleon terminal (zona cercana al apéndice) y los síntomas pueden parecerse a una apendicitis aguda.
FIGURA 2. Ciclo biológico del Anisakis simplex
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Extragastrointestinal o ectópica: en raras ocasiones, las larvas perforan completamente la pared gástrica o intestinal, alcanzan la cavidad abdominal y migran a diferentes localizaciones: peritoneo, pulmón, páncreas, hígado… Cuando esto ocurre, en los casos más graves puede ser necesaria la cirugía. En otras ocasiones aún más raras, las larvas son capaces de remontar desde el estómago hasta la orofaringe, y se produce la expulsión de la larva con la tos.
¿Se diagnostica la parasitación por Anisakis como otras parasitaciones del aparato digestivo?
La parasitación por larvas de Anisakis es peculiar en varios aspectos con respecto a otras parasitaciones: En primer lugar, entre el 90-95% de los casos está ocasionada por una sola larva; en segundo lugar, es posible que la larva se expulse por el tracto digestivo o incluso migre a localizaciones ectópicas; y finalmente, el ser humano no es un hospedador adecuado para el parásito. Estas peculiaridades hacen que los diagnósticos coprológicos (investigación de parásitos y sus huevos en heces) no sean útiles, a diferencia de otras parasitaciones digestivas. De hecho, la endoscopia es la prueba de rutina más habitualmente empleada en el diagnóstico cuando el parásito se encuentra en lugares accesibles. Un examen endoscópico del estómago, duodeno o colon suele permitir la visualización de la larva confirmando el diagnóstico y realizando al mismo tiempo —a través del propio endoscopio— la extracción de las larvas por medio de unas pinzas. Las larvas y las lesiones asociadas suelen encontrarse distribuidas predominantemente en el estómago. Si la endoscopia se lleva a cabo en las primeras horas del inicio de los síntomas, podemos observar incluso la larva viva penetrando en la mucosa. Las endoscopias de los casos crónicos revelan imágenes parecidas a un tumor gastrointestinal o a una úlcera gástrica.

¿Existen otros métodos diagnósticos además de la endoscopia?
Además de la endoscopia —que sirve tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de la anisakidosis— son posibles otros métodos, como el análisis de anticuerpos (serología), la toma de biopsias o la radiología, que pueden confirmar un diagnóstico de sospecha clínica.
Serología. El sistema inmunitario humano, una vez que entra en contacto con los antígenos del parásito, da lugar a la aparición de una respuesta en forma de anticuerpos de varios tipos (IgG, IgM e IgE). La IgE total (o policlonal) se eleva en las parasitaciones agudas y va descendiendo de forma paulatina. La IgE específica frente al parásito se eleva durante los primeros días que siguen a una reinfestación, y estos niveles se pueden mantener altos durante meses. Existe alta reactividad cruzada con antígenos procedentes de otros parásitos, sobre todo para anticuerpos IgG o IgM.
Biopsia. En los casos agudos, las biopsias del tubo digestivo muestran las erosiones del parásito en la mucosa; en los crónicos, permiten ver al microscopio granulomas con restos de cutículas de la larva.
Radiología. En los últimos años se han descrito lesiones características tanto en la ecografía como en la tomografía computarizada (TAC) que sugieren parasitación activa por anisákidos.

¿Cómo se hace habitualmente el diagnóstico de alergia a Anisakis?
Como todo estudio de alergia, se debe comenzar por una historia clínica compatible. En este caso supone una reacción de tipo alérgico (urticaria acompañada o no de otros síntomas de anafilaxia) en el contexto de haber comido pescado en las 4 horas previas a la reacción.
  • Pruebas cutáneas (prick-test, prueba intraepidérmica): consisten en la aplicación de un extracto del parásito y de los pescados en forma de gota en el antebrazo que a continuación se punciona con una lanceta y se mide la reacción en un período de 10 a 15 minutos. Como control positivo se utiliza clorhidrato de histamina que ocasiona un característico habón, y como control negativo solución salina. Las pruebas deben efectuarse por personal experto y ha de tenerse en cuenta que algunos fármacos pueden invalidarlas. Para confirmar el diagnóstico, las pruebas deberían resultar positivas para el extracto de Anisakis y negativas para los pescados u otros alimentos ingeridos de forma concomitante.
  • Determinación de IgE específica: se suelen llevar a cabo ensayos de cuantificación de anticuerpos específicos del tipo IgE mediante la técnica denominada FEIA (fluoro-enzimo-inmunoensayo CAP-System, Phadia, Uppsala, Suecia). Esto da lugar a una serie de valores, con un rango entre 0,35 y 100 kU/l. Para la mayoría de alérgenos, los valores superiores a 0,35 kU/l se consideran positivos, pero en el diagnóstico de alergia a Anisakis es habitual encontrar valores positivos bajos sin relevancia clínica. Teniendo en cuenta que un extracto de Anisakis es una mezcla compleja de sustancias, ciertos pacientes alérgicos a mariscos o ácaros pueden responder de manera inespecífica a algunas de esas sustancias —reactividad cruzada—, con resultado de falsos positivos, con valores bajos de IgE específica. Así, sólo se consideran de valor diagnóstico niveles altos de IgE específica (más de 3,5 kU/l).
  • Otras pruebas in vitro. Además de la determinación de IgE específica, se pueden realizar otros análisis más precisos de reconocimiento de antígenos, que no están disponibles en todos los servicios de Alergología y se suelen utilizar con fines de investigación. Algunas de estas técnicas son inmunoblotting, test de activación de basófilos (TAB) y estudio de componentes alergénicos (microarrays), entre otros.
¿Cómo se trata actualmente la parasitación? ¿Y la alergia a Anisakis?
El tratamiento más efectivo de la anisakiosis gástrica es la extracción de las larvas durante la endoscopia, lo que conlleva la confirmación diagnóstica y la consiguiente desaparición de la sintomatología en pocas horas. La anisakiosis intestinal, en ocasiones, hace necesaria la realización de intervención quirúrgica y resección del fragmento afecto; aunque a menudo un tratamiento conservador mediante sueroterapia y antibióticos puede ser suficiente para la curación. En la anisakiosis del colon se puede realizar con éxito la extracción de las larvas mediante colonoscopia. Si bien se han investigado numerosos tratamientos antiparasitarios (antihelmínticos) como el pamoato de pirantel, el tiabendazol o la ivermectina, en la actualidad no existe un tratamiento farmacológico efectivo de la anisaquiasis.
Los síntomas de alergia al Anisakis se tratan como otras reacciones alérgicas: fármacos antihistamínicos, corticoides, broncodilatadores o adrenalina, en función de los síntomas que acuse el paciente. Siempre habrá que estar atentos a los síntomas digestivos para indicar en su caso una endoscopia, ante la sospecha clínica de una parasitación concomitante con la reacción alérgica. En caso de sospecha de reacción alérgica a Anisakis se debería remitir al paciente a su alergólogo en el plazo de 15 a 45 días tras la reacción. En caso de reacción grave (anafilaxia), se suele adiestrar al paciente y a sus familiares cercanos en el manejo de adrenalina autoinyectable, junto con fármacos antihistamínicos y corticoides, así como recomendar siempre una visita a un centro médico para constatar la mejoría y controlar la reacción.

¿La alergia a Anisakis afecta por igual a toda la población?
A diferencia de otras personas que sufren alergia alimentaria convencional, los pacientes alérgicos a Anisakis simplex muestran características inesperadas, como la falta de antecedentes de alergia en su historial, y su media de edad elevada (entre 40-70 años). Estos datos discrepantes hacen pensar que puedan existir otros factores favorecedores de la respuesta alérgica en este rango de edades. Entre los factores que se barajan como favorecedores se encuentran la toma habitual de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), así como de algunos fármacos hipotensores (inhibidores de la enzima conversora de angiotensina, betabloqueantes), omeprazol o antiácidos, entre otros.

¿Cómo se puede prevenir la parasitación por Anisakis?
Una de las principales medidas de control de esta zoonosis es informar a la población sobre los riesgos que conlleva el consumo de pescado crudo o insuficientemente cocinado. Los nematodos contenidos en la musculatura del pescado pueden sobrevivir a varios tipos de prácticas gastronómicas. Así, las larvas de Anisakis pueden mantenerse viables hasta 25 días en mezclas de sal y vinagre, y si disminuye la concentración de sal, manteniendo la concentración de ácido acético constante, la supervivencia se puede prolongar hasta 119 días.
A pesar de que se han intentado varias estrategias para conseguir la muerte larvaria antes de su consumo, el congelado rápido (menos de –20º C) durante al menos 48 horas, y el cocinado que alcance temperaturas superiores a 60º C, durante al menos 2 minutos en el interior de la pieza, parecen seguir siendo las medidas más eficaces para evitar la parasitación en humanos.
Es probable que la patología inducida por Anisakis simplex haya pasado inadvertida durante mucho tiempo, ya que en ocasiones una parasitación leve y transitoria que conlleve la expulsión de forma natural del parásito se ha podido confundir con una simple gastroenteritis. Sin embargo, las patologías producidas por Anisakis en humanos en los últimos años se han dado a conocer no solamente entre los alergólogos, sino también entre otros colectivos médicos (generalistas, intensivistas y servicios de Urgencias), así como en veterinarios que inspeccionan alimentos. Este conocimiento de la patología proporciona las bases para diagnosticar mejor la enfermedad por un lado, y por otro, para poner en marcha los mecanismos de control y prevención adecuados.
En la situación actual, lo más razonable es seguir con nuestra vida normal; el pescado es muy importante en nuestra dieta y el conocimiento de los riesgos que pueda suponer su consumo no debe hacer que cambien nuestros hábitos alimenticios en el sentido de restringirlo. La población general debería comer con normalidad cualquier clase de pescados comprados con las garantías sanitarias vigentes en nuestro país (donde entre otras medidas, la legislación obliga a congelar el pescado que se vaya a consumir en crudo), y cocinarlos según las medidas habituales de higiene y las recomendaciones referidas en cuanto a emplear de forma adecuada la temperatura de cocción y el tiempo necesarios para garantizar la seguridad de su consumo. Es importante tener en cuenta los platos de riesgo y evitar la ingestión de pescados crudos que no hayan sido previamente congelados.

¿Y cómo se puede prevenir la alergia al Anisakis?
Los pacientes con reacciones alérgicas a Anisakis confirmadas deberían seguir las siguientes recomendaciones:
1. Opción más prudente en casos de reacciones muy graves:
  • Evitar pescados marinos y cefalópodos (calamares, sepias, pulpo). Los pescados de río, los moluscos bivalvos (almejas, ostras, mejillones, berberechos, etc.) y los mariscos (crustáceos) son seguros.
  • Llevar consigo el tratamiento de adrenalina si se come fuera del domicilio.
2. Opción práctica:
  • Cocinar el pescado convenientemente.
  • Abstenerse de comidas que contengan pescado fuera del domicilio.
  • Evitar las especies de pescado más parasitadas y los pescados pequeños, con objeto de no ingerir la musculatura adyacente a la región abdominal de pescados marinos (merluza, bacaladilla, bacalao, locha, anchoas, salmonetes, etc.). Ingerir —previa inspección visual— la parte de la cola de pescados con menos presencia de parásitos (atún, bonito, caballa, gallo).
  • Reconocer el parásito y retirarlo para no ingerirlo, en caso de encontrárselo en el pescado.
Posiblemente a largo plazo, el consumo de pescado bien cocinado y precongelado pudiera reducir no sólo la incidencia de parasitación por Anisakis, sino también de alergia al parásito, que es posible que no pueda llegar a ocurrir sin una parasitación previa.
¿Son seguros los pescados de piscifactoría en los casos de alergia?
En el año 2010, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, o European Food Safety Authority (EFSA), elaboró un documento sobre la seguridad del pescado procedente de piscifactoría en lo concerniente a las reacciones alérgicas al Anisakis, y llegó a las siguientes conclusiones:
  • Las prácticas habituales de producción de salmones de piscifactoría aseguran por el momento una probabilidad muy baja de contener parásitos, y por lo tanto el riesgo de infección por parásitos es despreciable en la actualidad.
  • Con respecto al resto de productos pesqueros procedentes de la acuicultura, hay poca información disponible que permita identificar qué especies criadas no presentan un peligro para la salud en relación con la presencia de parásitos, si los productos son consumidos crudos o casi crudos.
¿Qué factores pueden influir en la aparición de alergia al Anisakis?
Los factores de riesgo para que se produzcan reacciones alérgicas a Anisakis difieren de los clásicos factores de riesgo en alergia a alimentos (edad infanto-juvenil, múltiples alergias alimentarias, presencia de asma mal controlada, etc.). En el caso de la alergia a Anisakis, sólo pueden considerarse dos factores: comer fuera del domicilio y la ausencia de adrenalina disponible. Los pacientes con reacciones graves frente al Anisakis no son atópicos (predispuestos genéticamente a padecer alergia) y comienzan con esta patología a una edad media. El hecho de consumir pescado crudo o poco cocinado sí predispone a desarrollar una respuesta alérgica en el futuro, bien porque no pueda llegar a ocurrir alergia a Anisakis sin una parasitación previa, o bien porque una exposición al parásito vivo sea capaz de estimular la respuesta de anticuerpos de forma más eficaz que con el parásito muerto.
En estudios estadísticos de reacciones graves se ha demostrado que la edad y los niveles altos de IgE específica (CAP) son los factores de riesgo asociados. Hay situaciones que parecen incrementar las posibilidades de presentar una reacción alérgica a este parásito, más frecuentes a partir de los 40 años de edad:
  • La pérdida o alteración de la función de la barrera digestiva por la toma de AINE u otros medicamentos que dañen el estómago, o por el consumo de inhibidores de la bomba de protones (como el omeprazol) y/o antiácidos.
  • Toma simultánea de fármacos para la hipertensión: inhibidores de la enzima conversora de angiotensina (IECA), betabloqueantes.
¿Existen vacunas frente al Anisakis?
La posibilidad de desarrollar vacunas frente a alimentos se está investigando en los últimos años, fundamentalmente con el objetivo de eludir situaciones de riesgo en los casos de reacciones graves, con pequeñas cantidades del alimento (trazas). Por el momento, esto no es factible con relación al parásito Anisakis. En la actualidad se están investigando muy a fondo las distintas fracciones de antígenos, o alérgenos, del parásito, lo cual va a ser sin duda un avance en el diagnóstico y puede abrir la viabilidad de vacunación en el futuro.

¿Cuál es el estado actual de la investigación sobre la alergia a estos parásitos?
Los cambios en los hábitos de vida como comidas exóticas, viajes frecuentes, y, probablemente, el aumento de la expectativa de vida con los tratamientos que ello conlleva, hace previsible en la población general un incremento de factores favorecedores de reacciones alérgicas a estos parásitos. Sin embargo, en los últimos años se asiste a importantes avances en el conocimiento de la patología inducida por este parásito. En este sentido, desde los profesionales sanitarios hasta el sector pesquero, los comerciantes, la población en general y la administración, se ha avanzado en la difusión del conocimiento de estas enfermedades, con el consiguiente efecto facilitador de la prevención y diagnóstico precoz.
Se espera un avance significativo en el conocimiento de técnicas diagnósticas rápidas para identificar a los pacientes que simplemente han estado expuestos al parásito (llamados sensibilizados) y diferenciarlos claramente de los que corren riesgo de padecer una verdadera reacción alérgica. Se está investigando también sobre nuevas técnicas diagnósticas basadas en los antígenos purificados, lo que favorecería la discriminación entre pacientes con verdadera alergia, sensibilizados (sujetos con análisis positivos sin manifestar reacciones alérgicas), y aquellos con simple reactividad cruzada (sujetos con análisis positivos, pero sin manifestaciones de alergia al parásito, sino a otros alérgenos como ácaros del polvo doméstico).

Fuente: http://alergiafbbva.es/otras-enfermedades-alergicas/39-alergia-al-anisakis-simplex/

jueves, 13 de abril de 2017

Mastocitosis

¿Qué es la mastocitosis?

La mastocitosis es una enfermedad causada por la presencia de acúmulos anormales de mastocitos en tejidos del organismo como la piel, el pulmón, el hígado, etc. Los mastocitos, o células cebadas, son células que almacenan histamina, y otros mediadores químicos, y existen normalmente en todos esos tejidos en pequeñas cantidades. La mastocitosis —o proliferación anormal de mastocitos— se da en una de cada 20.000-40.000 personas, y afecta tanto a niños como a adultos, y tanto a mujeres como varones. Hay dos grandes grupos de mastocitosis: cutánea y sistémica.

¿Qué es la mastocitosis cutánea?
La mastocitosis cutánea es la forma más común de mastocitosis, caracterizada por el acúmulo de mastocitos exclusivamente en la piel. Se produce más frecuentemente en la infancia, no se acompaña de implicación en otros órganos, y tiene una evolución favorable, ya que las lesiones prácticamente desaparecen en la pubertad. La variedad más frecuente es la mastocitosis cutánea máculo-papular, también llamada urticaria pigmentosa. Esta enfermedad presenta lesiones fijas de coloración rojo-marronácea, con una característica clínica típica, denominada signo de Darier: las lesiones responden a la presión, de forma que con la fricción se convierten en habones. Las lesiones se encuentran de forma predominante en el tronco y rara vez en la cara, palmas y plantas de los pies. Dada la evolución favorable, no requiere más tratamiento que el sintomático, con antihistamínicos para aliviar el prurito y cuidado de la piel.
Menos frecuentes son la mastocitosis cutánea difusa, con afectación generalizada de toda la piel, que a veces presenta aspecto ampolloso y que puede acompañarse de más síntomas y complicaciones (hipotensión, diarrea, hemorragias gastrointestinales); y el mastocitoma solitario, con una lesión única, sobreelevada, de color rojo-marronáceo y con signo de Darier positivo. También se resuelven espontáneamente durante la infancia.
¿En qué consiste la mastocitosis sistémica?
La mastocitosis sistémica constituye un grupo heterogéneo de enfermedades malignas, raras, adquiridas y crónicas que aparecen habitualmente en la edad adulta. Suelen ser esporádicas, aunque se han descrito algunos raros casos familiares. Están relacionadas con una proliferación anormal de mastocitos en diferentes tejidos, incluida la médula ósea, con o sin afectación cutánea.
La sintomatología depende del número de órganos afectos. La manifestación cutánea es la más común (90%), con las típicas lesiones de urticaria pigmentosa, picor y episodios de enrojecimiento. Menos frecuentes son los síntomas digestivos: diarrea, dolores cólicos en el abdomen o úlcera gástrica. En una cuarta parte de los casos se producen episodios de anafilaxia, inducidos por la liberación masiva de productos presentes en los mastocitos: histamina, triptasa, leucotrienos, prostaglandinas y heparina. Estas sustancias pueden causar síncopes recurrentes, dolor de cabeza, enrojecimiento y, a veces, hipotensión; síntomas característicos del choque anafiláctico. Los episodios de anafilaxia se pueden desencadenar por distintos factores, desde la toma de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) hasta la picadura de insectos himenópteros (avispas y abejas).
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Mastocitosis. (Créditos, F. 143)

De forma menos frecuente se pueden producir síntomas neuropsiquiátricos, osteoporosis que puede ocasionar fracturas; y más raramente aún, aumento del tamaño del hígado y del bazo, así como molestias musculares, como dolor y fatiga.

¿Cómo se diagnostica la mastocitosis?
Una biopsia cutánea en la que se demuestre la presencia de acúmulos de mastocitos en la dermis es suficiente para el diagnóstico de la mastocitosis cutánea.
Para establecer el diagnóstico de mastocitosis sistémica es necesaria la realización de una biopsia de médula ósea, y la cuantificación del nivel de triptasa en el suero. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un criterio mayor (la presencia de infiltrados densos de más de quince mastocitos en la médula ósea) y cuatro criterios menores: más de un 25% de mastocitos defectuosos, mutación en el gen que codifica el llamado receptor KIT (o gen c-KIT), expresión del marcador CD2 y/o CD25 en los mastocitos, y un nivel de triptasa superior a 20 ng/ml. El diagnóstico de mastocitosis sistémica se establece con la presencia del criterio mayor, o bien con tres criterios menores.


TABLA 1. Afectación en la mastocitosis sistémica por aparatos
Piel
Urticaria pigmentosa
Prurito
Enrojecimiento
90%
82%
56%
Aparato digestivo
Diarrea
Dolor abdominal
Ulcera gástrica
35%
30%
20%
Afectación general
Anafilaxia
23%
Huesos
Osteoporosis
18%
Sistema nervioso
Alteraciones neuropsiquiátricas, cefalea, depresión, trastornos cognitivos
23%
Hígado, bazo
Aumento del tamaño del hígado
Aumento del tamaño del bazo
12%
8%
Músculos
Dolor, fatiga
Desconocido


Para estudiar la extensión de la proliferación de mastocitos se usan técnicas de imagen médica (radiografía, ecografía, escáner, densitometría) con el fin de detectar el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos, la presencia de lesiones óseas y la pérdida del calcio óseo. También se pueden realizar endoscopias y biopsias del tubo digestivo con el fin de detectar infiltración de mastocitos en las paredes del tubo digestivo, o en las úlceras o zonas de sangrado que se puedan observar.
En los niños con mastocitosis cutánea normalmente no es necesaria la realización de una biopsia de médula ósea, salvo que existan de forma asociada un aumento del tamaño del hígado y/o bazo o ganglios linfáticos; alteraciones en los recuentos de células de la sangre periférica; o bien que los niveles de triptasa superen los 20 ng/ml.

¿Hay diferentes tipos de mastocitosis sistémica?
Dependiendo de la extensión y agresividad de la enfermedad, se distinguen diversas variantes de mastocitosis. La más frecuente (90%) es la denominada mastocitosis sistémica indolente, con un grado bajo de afectación de la médula ósea (menor del 5%). Habitualmente, los pacientes sufren alteración cutánea (urticaria pigmentosa), así como aumento de tamaño del hígado y bazo, y afectación gastrointestinal. El nivel de triptasa en el suero suele ser mayor de 20 ng/ml, pero un nivel normal no descarta esta forma de mastocitosis. Los pacientes con mastocitosis sistémica indolente tienen una esperanza de vida normal. Se suelen realizar controles anuales que incluyen analítica completa de sangre, nivel de tripasa y densitometría ósea para la evaluación de la osteoporosis.
Hay otras variantes de mastocitos con peor pronóstico: aquellos casos con mayor infiltración de la médula ósea por mastocitos (más del 30%) y niveles de triptasa persistentemente muy elevados (superiores a 200 ng/ml), asociando aumento del tamaño del hígado, bazo o ganglios linfáticos. La mastocitosis se puede presentar también asociada a otras patologías hematológicas (síndromes mielodisplásicos, leucemias y linfomas). En estos casos, el tratamiento adecuado de estas enfermedades no mejora la mastocitosis.
Las formas más agresivas de mastocitosis son extremadamente raras y tienen un mal pronóstico, con una supervivencia de 48 meses para la mastocitosis sistémica agresiva, que es un proceso agudo que cursa con anomalías en la formación de células sanguíneas en la médula ósea, aumento de tamaño del hígado y bazo, y diarreas crónicas por infiltración de mastocitos en el estómago e intestino; con síndrome de malabsorción que causa pérdida de peso y disminución de calcio óseo, con posibilidad de fracturas. La leucemia de mastocitos tiene peor pronóstico, con una supervivencia de 12-24 meses. En la sangre periférica, más del 10% de las células, y en la médula ósea más del 20% son mastocitos con signos de malignidad.

¿Cómo se trata la mastocitosis?
El tratamiento de la mastocitosis depende del tipo de enfermedad y los síntomas que se asocian. Los antihistamínicos H1 son utilizados para aliviar el picor y otras molestias cutáneas. Los antihistamínicos H2 (como la ranitidina) son efectivos en el control de las molestias relacionadas con las úlceras gástricas. Para estas molestias también se pueden prescribir otros medicamentos como el omeprazol o análogos. En caso de dolor abdominal se pueden utilizar espasmolíticos.
Si se producen episodios de anafilaxia tras picaduras de insecto o toma de antiinflamatorios, es importante el tratamiento inmediato con adrenalina, por lo que se recomienda llevar dispositivos para la autoadministración de este fármaco. Si las molestias son persistentes, puede hacerse uso de fármacos estabilizadores de los mastocitos, como el cromoglicato disódico, el ketotifeno o inhibidores de los leucotrienos. Habitualmente, se utilizan estos fármacos en la mastocitosis indolente, reservando otras formas de tratamiento más agresivas para el resto de las formas de mastocitosis.

Dra. Dolores Hernández Fernández de Rojas
Médico especialista en Alergología. Jefe del Servicio de Alergia del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, Valencia. Profesora asociada de Medicina de la Universidad de Valencia.
Fuente: http://alergiafbbva.es/otras-enfermedades-alergicas