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viernes, 14 de abril de 2017

Alergia al anisakis y parasitación por anisakis




Alergia al Anisakis simplex

Dra. M.ª Teresa Audicana Berasategui
Médico especialista en Alergología. Servicio de Alergología e Inmunología Clínica del Hospital Santiago Apóstol, Vitoria-Gasteiz

¿Qué es el Anisakis?
El Anisakis es un parásito cuya larva adulta (o L3) se detecta a simple vista en la cavidad abdominal de muchos pescados marinos. Tiene una longitud aproximada de 2 a 3 cm, y un aspecto filiforme de color blanco-rosado. Pertenece a los denominados nematelmintos (gusanos cilíndricos), cuya forma adulta habita en los grandes mamíferos marinos. De todas las enfermedades que pueden ocasionar los alimentos procedentes del mar, las principales parasitosis que afectan al hombre occidental son las de la familia Anisakis, o anisákidos, con una distribución global en los cinco continentes. Las especies de anisákidos responsables de la parasitación humana pertenecen al género Anisakis simplex y, en menor medida, al Pseudoterranova decipiens, también llamado gusano del bacalao. Pero los humanos no somos un hospedador adecuado para este parásito, de modo que habitualmente no se completa su ciclo vital en la especie humana, al no ser capaz de desarrollarse para alcanzar la etapa adulta. El humano se puede considerar por lo tanto un hospedador accidental (véase ciclo biológico).
Anisakis
Fuente: http://www.webconsultas.com/sites/default/files/styles/encabezado_articulo/public/temas/anisakis_1.jpg?itok=zCMuOkvs

¿Dónde se halla habitualmente el Anisakis?
El Anisakis es un parásito complejo y requiere para su reproducción de un ciclo biológico que incluye varios hospedadores pertenecientes al ecosistema marino. El parásito adulto suele encontrarse en el estómago de gran variedad de mamíferos marinos —hospedador definitivo—, en particular cetáceos (ballenas, delfines, marsopas, orcas, narvales), y más raramente en pinnípedos (focas, leones marinos y morsas). En los estómagos de estos grandes mamíferos marinos las larvas alcanzan el estado adulto y la madurez sexual, de modo que se expulsan los huevos fecundados al mar a través del aparato digestivo por las heces del hospedador definitivo. Los huevos expulsados alojan la larva en su estadio inicial (L1), desde el que ha de madurar hasta L3. Dicha larva, para alcanzar la madurez necesaria antes de parasitar a los peces, pasa por otros hospedadores intermediarios (eufásidos o diminutos crustáceos del plancton) presentes en el krill oceánico. Los peces, los cefalópodos y las ballenas adquieren la parasitación al alimentarse de plancton o al ingerir a su vez otros peces contaminados previamente con larvas de anisákidos. Muchas variedades de peces comestibles pueden albergar larvas en estadío L3 en la musculatura más próxima a su abdomen, formando ovillos en el paquete visceral, o enquistadas en el músculo más próximo a la cavidad abdominal.

¿Cuáles son las especies de peces que pueden contener larvas de Anisakis?
Se considera que cualquier pescado marino es susceptible de estar parasitado por larvas de anisákidos. Entre las numerosas especies de peces y cefalópodos que sufren la parasitación, muchas son de importancia comercial, como el arenque, la sardina, la anchoa, el salmón, el abadejo, la merluza, la bacaladilla, la locha, la caballa, el bonito/atún, el rape, el rodaballo, el jurel o los calamares, entre otros. La cantidad de larvas y su distribución dentro del pez dependen de sus hábitats marinos y de sus hábitos alimentarios: en los peces que se alimentan de eufásidos (bacaladilla, arenque, caballa), las larvas se alojan mayoritariamente en la cavidad abdominal y vísceras, mientras que en aquellos que se alimentan de otros peces (abadejo, bacalao, merluza, locha, rape) son abundantes en la musculatura que rodea la cavidad abdominal del pez. Algunos pescados de nuestros caladeros están altamente parasitados, especialmente los ejemplares de merluza (Merluccius merluccius), que es una de las especies más consumidas en fresco en nuestro entorno; otras especies, como el gallo o el verdel, sufren menor parasitación y representan un riesgo más bajo. Las larvas de Anisakis pueden estar también presentes en los moluscos cefalópodos (calamares, pulpo), pero no en los bivalvos (ostras, almejas, mejillones, berberechos, etc.), ni en los mariscos (crustáceos), ni en los peces de río como la trucha o la carpa.
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Numerosas especies de peces y cefalópodos sufren la parasitación por Anisakis. (Créditos, F. 142)

¿Cuáles son los platos de pescado que entrañan riesgo de adquirir parasitación por anisákidos?
Aunque existen otros parásitos del pescado, los casos de parasitación humana por Anisakis han sido descritos en todos los continentes, y en los países occidentales las especies de anisákidos son prácticamente las únicas que se deben tener en cuenta. Sin embargo, la parasitación humana más frecuente entre las originadas en el consumo de pescado es la opistorquiasis; ahora bien, su distribución está limitada al Sudeste Asiático donde, sólo en Tailandia, la sufren más de seis millones de personas. Las infestaciones humanas por parásitos del pescado se asocian a hábitos alimenticios que incluyen el consumo de pescados crudos o insuficientemente cocinados, al ingerir parásitos vivos presentes en pescado crudo o que han sobrevivido a un cocinado insuficiente (se trata, por lo tanto, de una contaminación biológica de los pescados y no existe riesgo de contagio persona a persona). Los hábitos de consumo de pescado pueden variar mucho en función de las tradiciones y de la cultura culinaria. Así, se consideran platos de riesgo en la transmisión de anisákidos el sushi y sashimi japoneses, los arenques salados o ahumados típicos de Holanda, el gravlax nórdico, el lomi-lomi hawaiano, el cebichesudamericano y los boquerones en vinagre españoles, entre otros platos. No obstante, estos platos se consideran seguros si se elaboran con pescado previamente congelado, como se verá después en las normas recomendadas.

TABLA 1. Platos de pescado que entrañan riesgo de adquirir parasitación por elaborarse con pescado crudo o insuficientemente cocinado
País
Alimento (especialidad de pescado)
Todos
Sushi, sashimi, pescado ahumado, sprat (arenque, salmón, caballa, bonito, atún)
Todos
Cebiche sudamericano (lenguado, pejerrey, caballa, bonito, mero, pulpo, calamar, corvina, tiburón)
Dinamarca
Arenque ahumado y/o en salazón
Italia
Anchoas marinadas
Escandinavia
Gravlax (salmón)
España
Anchoas en vinagre (boquerones)
Alemania
Rollmops (arenque)
Holanda
Nieuwe (arenque)

¿Qué tipo de enfermedades puede producir?
El Anisakis produce, al ingerir alimentos contaminados por él, dos cuadros clínicos: la parasitación del tracto digestivo, y reacciones alérgicas cuya sintomatología puede variar desde la urticaria hasta el choque anafiláctico. Cuando ambas situaciones coinciden en el tiempo, hablamos de anisaquiasis gastroalérgica. Se detallan a continuación:
  • Parasitación o infestación (anisaquiasis o anisakidosis). Se considera una zoonosis (enfermedad humana transmitida por los animales) y se adquiere por el consumo de pescado o cefalópodos crudos o insuficientemente cocinados que alojen larvas vivas, ocasionando una infestación que puede afectar a cualquier individuo expuesto de la población general. Los síntomas dependerán de la parte del tubo digestivo implicada. La mayoría de los casos han sido descritos en Japón, ya que sus costumbres alimenticias incluyen platos de pescado crudo. Sin embargo, en los últimos años se ha observado un aumento del número de casos en países europeos.
  • Anisaquiasis gastroalérgica. Se define como un cuadro alérgico agudo típicamente acompañado de síntomas digestivos gástricos, y es consecuencia de la suma de los síntomas de una parasitación aguda y su correspondiente respuesta de anticuerpos desencadenada por el parásito. Depende también en gran medida de los hábitos dietéticos de la población. En Japón, de todas las anisaquiasis (infestaciones con parásito vivo), se calcula que el 10% se acompaña de urticaria. En nuestro país se ha relacionado principalmente con el consumo de boquerones en vinagre, sobre todo en la Comunidad de Madrid y comunidades adyacentes.
  • Alergia a Anisakis. Cuadro alérgico agudo que se produce al exponerse a pescado parasitado, como respuesta a un contaminante biológico del pescado (Anisakis) y no frente a las propias proteínas del alimento. No ocurre en la población general y no requiere que el pescado esté crudo en el momento de su consumo. Se da generalmente en sujetos adultos, que no han presentado nunca alergia a pescados ni a otros alimentos. Los síntomas más comunes son los cutáneos, aunque también hay casos de anafilaxia (acompañados de síntomas respiratorios, digestivos, hipotensión y hasta choque). La alergia al parásito Anisakis es posible que no pueda llegar a ocurrir sin una parasitación previa, aunque la cuestión no está del todo aclarada.
  • Otras enfermedades (de forma mucho más rara): rinoconjuntivitis y asma ocupacional en pescaderos y otras personas que manipulan pescado en su trabajo, gastroenteritis eosinofílica, dermatitis proteínica, urticaria de contacto, urticaria crónica, artritis reactiva…
Anisakidosis y anisaquiasis
A lo largo de los años se han empleado diversas palabras para nombrar la parasitación por anisákidos. Durante los años cincuenta, tras la descripción de los primeros casos, se utilizó el término anisaquiasis en la bibliografía. Aunque dentro de la familia anisakidae se pueden diferenciar tres géneros diferentes, tanto su aspecto como sus ciclos biológicos y su comportamiento en los humanos son bastante similares. Posteriormente, dada la complejidad de la identificación de estos parásitos, un grupo de expertos en 1988 recomendó la utilización de términos diferenciados:
  • Anisakidosis: Familia Anisakidae en general, que incluye las tres siguientes.
  • Anisaquiasis o anisaquiosis o anisakidosis: Género Anisakis.
  • Pseudoterranovosis: Género Pseudoterranova.
  • Contracecosis: Género Contracaecum.
¿Cómo son los síntomas de la reacción alérgica a estos parásitos?
Lo más común es un cuadro alérgico agudo que se desencadena habitualmente entre 15-30 minutos y 2 horas tras comer pescado. Es más frecuente que tenga lugar en sujetos adultos, entre los 40 y 70 años, y que la reacción se atribuya a medicamentos o a otros alimentos, dado que los sujetos habían tolerado estas mismas variedades de pescado a lo largo de toda su vida. Los signos y síntomas detectables son los siguientes:
  • En la piel: urticaria con habones generalizados pruriginosos, y en ocasiones angioedema (hinchazón deformante de la piel de los párpados y/o labios).
  • En el aparato digestivo: dolor abdominal, sensación de plenitud, náuseas, vómitos y/o diarrea.
  • Cuadro generalizado o anafilaxia, con sus síntomas típicos: urticaria, picor palmoplantar y en genitales, acompañados de síntomas respiratorios y digestivos, mareo, pérdida de conciencia y sensación de muerte (véase capítulo 36). A diferencia de los síncopes más banales (de tipo vagal), los sujetos afectados por un choque anafiláctico no están pálidos ni sudorosos, sino con lesiones de urticaria, hinchazón facial y generalmente dificultad respiratoria.
¿Estas enfermedades son nuevas?
No son enfermedades nuevas, pero se están diagnosticando con mayor frecuencia en los últimos 15-20 años, debido a que su conocimiento ha mejorado considerablemente y a los cambios en los hábitos de consumo del pescado. Ya en 1955 se detectó en Holanda por primera vez la presencia de un gusano tipo nematodo en un paciente con un problema intestinal relacionado con la ingestión de pescado ahumado, y que motivó una posterior legislación sobre el congelado previo de los pescados ahumados destinados al consumo crudo. A partir de entonces, la mayoría de los casos han sido descritos por autores japoneses, puesto que sus costumbres alimenticias incluyen platos de pescado crudo. En los últimos años se ha observado un aumento del número de casos de parasitación y gastroalergia en Europa, y concretamente en España. Este dato no es de extrañar, ya que España es uno de los países que más pescado consume dentro de la Unión Europea y se encuentra en el segundo grupo de países consumidores a nivel mundial (entre 30 y 60 kg/persona/año).
Desde 1995, en España se han descrito centenares de casos de alergia al parásito Anisakis simplex, que se ha convertido en un antígeno más que incluir en las baterías habituales de pruebas para el estudio de alergia alimentaria y anafilaxia. La primera paciente descrita (procedente del Hospital Santiago de Vitoria) había presentado episodios repetidos de anafilaxia, siempre tras comer merluza, tolerando el mismo pescado de forma habitual entre los episodios. El diagnóstico se basó en pruebas cutáneas (prick-test) con un extracto realizado de forma artesanal tras identificación del parásito. La sospecha diagnóstica se confirmó mediante técnicas de laboratorio.
En cuanto a la anisaquiasis gastroalérgica, se describió por primera vez de manera detallada en el año 2000; y de momento la frecuencia con la que aparece —al depender en gran medida de los hábitos dietéticos de la población— aún no se puede establecer en las diferentes regiones españolas, aunque se estima que es más elevada en la zona centro (área de Madrid).
¿Qué síntomas produce la parasitación por Anisakis?
Una vez ingeridas por el hombre, las larvas penetran a través de la mucosa del tracto digestivo gracias a la acción de diversas enzimas. La forma clínica de presentación dependerá de la parte del tubo digestivo a la que afecte el parásito, y así se distinguen tres formas clínicas: gástrica, intestinal y ectópica.

FIGURA 1. Mapa de consumo de pescado en Europa (kg/persona/año)
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El consumo de pescado en España sólo es superado, entre los países europeos, por Portugal, Holanda y Dinamarca.
Forma gástrica: los síntomas aparecen unas pocas horas (< 12) después de comer pescado poco cocinado, coincidiendo con el momento en que la larva penetra en el tracto digestivo. La localización gastroduodenal es la más frecuente (70% de los casos). La persona afectada se ve aquejada de dolor muy intenso en la zona alta del abdomen, náuseas y vómitos.
Forma intestinal: los síntomas aparecen en las 48-72 horas siguientes a la ingestión del pescado contaminado con larvas. Suelen consistir en dolor abdominal agudo, náuseas, vómitos y alteración del ritmo intestinal con estreñimiento o diarrea; incluso son posibles cuadros de obstrucción intestinal. Las lesiones suelen aparecer en la zona final del intestino delgado llamada íleon terminal (zona cercana al apéndice) y los síntomas pueden parecerse a una apendicitis aguda.
FIGURA 2. Ciclo biológico del Anisakis simplex
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Extragastrointestinal o ectópica: en raras ocasiones, las larvas perforan completamente la pared gástrica o intestinal, alcanzan la cavidad abdominal y migran a diferentes localizaciones: peritoneo, pulmón, páncreas, hígado… Cuando esto ocurre, en los casos más graves puede ser necesaria la cirugía. En otras ocasiones aún más raras, las larvas son capaces de remontar desde el estómago hasta la orofaringe, y se produce la expulsión de la larva con la tos.
¿Se diagnostica la parasitación por Anisakis como otras parasitaciones del aparato digestivo?
La parasitación por larvas de Anisakis es peculiar en varios aspectos con respecto a otras parasitaciones: En primer lugar, entre el 90-95% de los casos está ocasionada por una sola larva; en segundo lugar, es posible que la larva se expulse por el tracto digestivo o incluso migre a localizaciones ectópicas; y finalmente, el ser humano no es un hospedador adecuado para el parásito. Estas peculiaridades hacen que los diagnósticos coprológicos (investigación de parásitos y sus huevos en heces) no sean útiles, a diferencia de otras parasitaciones digestivas. De hecho, la endoscopia es la prueba de rutina más habitualmente empleada en el diagnóstico cuando el parásito se encuentra en lugares accesibles. Un examen endoscópico del estómago, duodeno o colon suele permitir la visualización de la larva confirmando el diagnóstico y realizando al mismo tiempo —a través del propio endoscopio— la extracción de las larvas por medio de unas pinzas. Las larvas y las lesiones asociadas suelen encontrarse distribuidas predominantemente en el estómago. Si la endoscopia se lleva a cabo en las primeras horas del inicio de los síntomas, podemos observar incluso la larva viva penetrando en la mucosa. Las endoscopias de los casos crónicos revelan imágenes parecidas a un tumor gastrointestinal o a una úlcera gástrica.

¿Existen otros métodos diagnósticos además de la endoscopia?
Además de la endoscopia —que sirve tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de la anisakidosis— son posibles otros métodos, como el análisis de anticuerpos (serología), la toma de biopsias o la radiología, que pueden confirmar un diagnóstico de sospecha clínica.
Serología. El sistema inmunitario humano, una vez que entra en contacto con los antígenos del parásito, da lugar a la aparición de una respuesta en forma de anticuerpos de varios tipos (IgG, IgM e IgE). La IgE total (o policlonal) se eleva en las parasitaciones agudas y va descendiendo de forma paulatina. La IgE específica frente al parásito se eleva durante los primeros días que siguen a una reinfestación, y estos niveles se pueden mantener altos durante meses. Existe alta reactividad cruzada con antígenos procedentes de otros parásitos, sobre todo para anticuerpos IgG o IgM.
Biopsia. En los casos agudos, las biopsias del tubo digestivo muestran las erosiones del parásito en la mucosa; en los crónicos, permiten ver al microscopio granulomas con restos de cutículas de la larva.
Radiología. En los últimos años se han descrito lesiones características tanto en la ecografía como en la tomografía computarizada (TAC) que sugieren parasitación activa por anisákidos.

¿Cómo se hace habitualmente el diagnóstico de alergia a Anisakis?
Como todo estudio de alergia, se debe comenzar por una historia clínica compatible. En este caso supone una reacción de tipo alérgico (urticaria acompañada o no de otros síntomas de anafilaxia) en el contexto de haber comido pescado en las 4 horas previas a la reacción.
  • Pruebas cutáneas (prick-test, prueba intraepidérmica): consisten en la aplicación de un extracto del parásito y de los pescados en forma de gota en el antebrazo que a continuación se punciona con una lanceta y se mide la reacción en un período de 10 a 15 minutos. Como control positivo se utiliza clorhidrato de histamina que ocasiona un característico habón, y como control negativo solución salina. Las pruebas deben efectuarse por personal experto y ha de tenerse en cuenta que algunos fármacos pueden invalidarlas. Para confirmar el diagnóstico, las pruebas deberían resultar positivas para el extracto de Anisakis y negativas para los pescados u otros alimentos ingeridos de forma concomitante.
  • Determinación de IgE específica: se suelen llevar a cabo ensayos de cuantificación de anticuerpos específicos del tipo IgE mediante la técnica denominada FEIA (fluoro-enzimo-inmunoensayo CAP-System, Phadia, Uppsala, Suecia). Esto da lugar a una serie de valores, con un rango entre 0,35 y 100 kU/l. Para la mayoría de alérgenos, los valores superiores a 0,35 kU/l se consideran positivos, pero en el diagnóstico de alergia a Anisakis es habitual encontrar valores positivos bajos sin relevancia clínica. Teniendo en cuenta que un extracto de Anisakis es una mezcla compleja de sustancias, ciertos pacientes alérgicos a mariscos o ácaros pueden responder de manera inespecífica a algunas de esas sustancias —reactividad cruzada—, con resultado de falsos positivos, con valores bajos de IgE específica. Así, sólo se consideran de valor diagnóstico niveles altos de IgE específica (más de 3,5 kU/l).
  • Otras pruebas in vitro. Además de la determinación de IgE específica, se pueden realizar otros análisis más precisos de reconocimiento de antígenos, que no están disponibles en todos los servicios de Alergología y se suelen utilizar con fines de investigación. Algunas de estas técnicas son inmunoblotting, test de activación de basófilos (TAB) y estudio de componentes alergénicos (microarrays), entre otros.
¿Cómo se trata actualmente la parasitación? ¿Y la alergia a Anisakis?
El tratamiento más efectivo de la anisakiosis gástrica es la extracción de las larvas durante la endoscopia, lo que conlleva la confirmación diagnóstica y la consiguiente desaparición de la sintomatología en pocas horas. La anisakiosis intestinal, en ocasiones, hace necesaria la realización de intervención quirúrgica y resección del fragmento afecto; aunque a menudo un tratamiento conservador mediante sueroterapia y antibióticos puede ser suficiente para la curación. En la anisakiosis del colon se puede realizar con éxito la extracción de las larvas mediante colonoscopia. Si bien se han investigado numerosos tratamientos antiparasitarios (antihelmínticos) como el pamoato de pirantel, el tiabendazol o la ivermectina, en la actualidad no existe un tratamiento farmacológico efectivo de la anisaquiasis.
Los síntomas de alergia al Anisakis se tratan como otras reacciones alérgicas: fármacos antihistamínicos, corticoides, broncodilatadores o adrenalina, en función de los síntomas que acuse el paciente. Siempre habrá que estar atentos a los síntomas digestivos para indicar en su caso una endoscopia, ante la sospecha clínica de una parasitación concomitante con la reacción alérgica. En caso de sospecha de reacción alérgica a Anisakis se debería remitir al paciente a su alergólogo en el plazo de 15 a 45 días tras la reacción. En caso de reacción grave (anafilaxia), se suele adiestrar al paciente y a sus familiares cercanos en el manejo de adrenalina autoinyectable, junto con fármacos antihistamínicos y corticoides, así como recomendar siempre una visita a un centro médico para constatar la mejoría y controlar la reacción.

¿La alergia a Anisakis afecta por igual a toda la población?
A diferencia de otras personas que sufren alergia alimentaria convencional, los pacientes alérgicos a Anisakis simplex muestran características inesperadas, como la falta de antecedentes de alergia en su historial, y su media de edad elevada (entre 40-70 años). Estos datos discrepantes hacen pensar que puedan existir otros factores favorecedores de la respuesta alérgica en este rango de edades. Entre los factores que se barajan como favorecedores se encuentran la toma habitual de antiinflamatorios no esteroideos (AINE), así como de algunos fármacos hipotensores (inhibidores de la enzima conversora de angiotensina, betabloqueantes), omeprazol o antiácidos, entre otros.

¿Cómo se puede prevenir la parasitación por Anisakis?
Una de las principales medidas de control de esta zoonosis es informar a la población sobre los riesgos que conlleva el consumo de pescado crudo o insuficientemente cocinado. Los nematodos contenidos en la musculatura del pescado pueden sobrevivir a varios tipos de prácticas gastronómicas. Así, las larvas de Anisakis pueden mantenerse viables hasta 25 días en mezclas de sal y vinagre, y si disminuye la concentración de sal, manteniendo la concentración de ácido acético constante, la supervivencia se puede prolongar hasta 119 días.
A pesar de que se han intentado varias estrategias para conseguir la muerte larvaria antes de su consumo, el congelado rápido (menos de –20º C) durante al menos 48 horas, y el cocinado que alcance temperaturas superiores a 60º C, durante al menos 2 minutos en el interior de la pieza, parecen seguir siendo las medidas más eficaces para evitar la parasitación en humanos.
Es probable que la patología inducida por Anisakis simplex haya pasado inadvertida durante mucho tiempo, ya que en ocasiones una parasitación leve y transitoria que conlleve la expulsión de forma natural del parásito se ha podido confundir con una simple gastroenteritis. Sin embargo, las patologías producidas por Anisakis en humanos en los últimos años se han dado a conocer no solamente entre los alergólogos, sino también entre otros colectivos médicos (generalistas, intensivistas y servicios de Urgencias), así como en veterinarios que inspeccionan alimentos. Este conocimiento de la patología proporciona las bases para diagnosticar mejor la enfermedad por un lado, y por otro, para poner en marcha los mecanismos de control y prevención adecuados.
En la situación actual, lo más razonable es seguir con nuestra vida normal; el pescado es muy importante en nuestra dieta y el conocimiento de los riesgos que pueda suponer su consumo no debe hacer que cambien nuestros hábitos alimenticios en el sentido de restringirlo. La población general debería comer con normalidad cualquier clase de pescados comprados con las garantías sanitarias vigentes en nuestro país (donde entre otras medidas, la legislación obliga a congelar el pescado que se vaya a consumir en crudo), y cocinarlos según las medidas habituales de higiene y las recomendaciones referidas en cuanto a emplear de forma adecuada la temperatura de cocción y el tiempo necesarios para garantizar la seguridad de su consumo. Es importante tener en cuenta los platos de riesgo y evitar la ingestión de pescados crudos que no hayan sido previamente congelados.

¿Y cómo se puede prevenir la alergia al Anisakis?
Los pacientes con reacciones alérgicas a Anisakis confirmadas deberían seguir las siguientes recomendaciones:
1. Opción más prudente en casos de reacciones muy graves:
  • Evitar pescados marinos y cefalópodos (calamares, sepias, pulpo). Los pescados de río, los moluscos bivalvos (almejas, ostras, mejillones, berberechos, etc.) y los mariscos (crustáceos) son seguros.
  • Llevar consigo el tratamiento de adrenalina si se come fuera del domicilio.
2. Opción práctica:
  • Cocinar el pescado convenientemente.
  • Abstenerse de comidas que contengan pescado fuera del domicilio.
  • Evitar las especies de pescado más parasitadas y los pescados pequeños, con objeto de no ingerir la musculatura adyacente a la región abdominal de pescados marinos (merluza, bacaladilla, bacalao, locha, anchoas, salmonetes, etc.). Ingerir —previa inspección visual— la parte de la cola de pescados con menos presencia de parásitos (atún, bonito, caballa, gallo).
  • Reconocer el parásito y retirarlo para no ingerirlo, en caso de encontrárselo en el pescado.
Posiblemente a largo plazo, el consumo de pescado bien cocinado y precongelado pudiera reducir no sólo la incidencia de parasitación por Anisakis, sino también de alergia al parásito, que es posible que no pueda llegar a ocurrir sin una parasitación previa.
¿Son seguros los pescados de piscifactoría en los casos de alergia?
En el año 2010, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, o European Food Safety Authority (EFSA), elaboró un documento sobre la seguridad del pescado procedente de piscifactoría en lo concerniente a las reacciones alérgicas al Anisakis, y llegó a las siguientes conclusiones:
  • Las prácticas habituales de producción de salmones de piscifactoría aseguran por el momento una probabilidad muy baja de contener parásitos, y por lo tanto el riesgo de infección por parásitos es despreciable en la actualidad.
  • Con respecto al resto de productos pesqueros procedentes de la acuicultura, hay poca información disponible que permita identificar qué especies criadas no presentan un peligro para la salud en relación con la presencia de parásitos, si los productos son consumidos crudos o casi crudos.
¿Qué factores pueden influir en la aparición de alergia al Anisakis?
Los factores de riesgo para que se produzcan reacciones alérgicas a Anisakis difieren de los clásicos factores de riesgo en alergia a alimentos (edad infanto-juvenil, múltiples alergias alimentarias, presencia de asma mal controlada, etc.). En el caso de la alergia a Anisakis, sólo pueden considerarse dos factores: comer fuera del domicilio y la ausencia de adrenalina disponible. Los pacientes con reacciones graves frente al Anisakis no son atópicos (predispuestos genéticamente a padecer alergia) y comienzan con esta patología a una edad media. El hecho de consumir pescado crudo o poco cocinado sí predispone a desarrollar una respuesta alérgica en el futuro, bien porque no pueda llegar a ocurrir alergia a Anisakis sin una parasitación previa, o bien porque una exposición al parásito vivo sea capaz de estimular la respuesta de anticuerpos de forma más eficaz que con el parásito muerto.
En estudios estadísticos de reacciones graves se ha demostrado que la edad y los niveles altos de IgE específica (CAP) son los factores de riesgo asociados. Hay situaciones que parecen incrementar las posibilidades de presentar una reacción alérgica a este parásito, más frecuentes a partir de los 40 años de edad:
  • La pérdida o alteración de la función de la barrera digestiva por la toma de AINE u otros medicamentos que dañen el estómago, o por el consumo de inhibidores de la bomba de protones (como el omeprazol) y/o antiácidos.
  • Toma simultánea de fármacos para la hipertensión: inhibidores de la enzima conversora de angiotensina (IECA), betabloqueantes.
¿Existen vacunas frente al Anisakis?
La posibilidad de desarrollar vacunas frente a alimentos se está investigando en los últimos años, fundamentalmente con el objetivo de eludir situaciones de riesgo en los casos de reacciones graves, con pequeñas cantidades del alimento (trazas). Por el momento, esto no es factible con relación al parásito Anisakis. En la actualidad se están investigando muy a fondo las distintas fracciones de antígenos, o alérgenos, del parásito, lo cual va a ser sin duda un avance en el diagnóstico y puede abrir la viabilidad de vacunación en el futuro.

¿Cuál es el estado actual de la investigación sobre la alergia a estos parásitos?
Los cambios en los hábitos de vida como comidas exóticas, viajes frecuentes, y, probablemente, el aumento de la expectativa de vida con los tratamientos que ello conlleva, hace previsible en la población general un incremento de factores favorecedores de reacciones alérgicas a estos parásitos. Sin embargo, en los últimos años se asiste a importantes avances en el conocimiento de la patología inducida por este parásito. En este sentido, desde los profesionales sanitarios hasta el sector pesquero, los comerciantes, la población en general y la administración, se ha avanzado en la difusión del conocimiento de estas enfermedades, con el consiguiente efecto facilitador de la prevención y diagnóstico precoz.
Se espera un avance significativo en el conocimiento de técnicas diagnósticas rápidas para identificar a los pacientes que simplemente han estado expuestos al parásito (llamados sensibilizados) y diferenciarlos claramente de los que corren riesgo de padecer una verdadera reacción alérgica. Se está investigando también sobre nuevas técnicas diagnósticas basadas en los antígenos purificados, lo que favorecería la discriminación entre pacientes con verdadera alergia, sensibilizados (sujetos con análisis positivos sin manifestar reacciones alérgicas), y aquellos con simple reactividad cruzada (sujetos con análisis positivos, pero sin manifestaciones de alergia al parásito, sino a otros alérgenos como ácaros del polvo doméstico).

Fuente: http://alergiafbbva.es/otras-enfermedades-alergicas/39-alergia-al-anisakis-simplex/

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