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jueves, 13 de abril de 2017

Mastocitosis

¿Qué es la mastocitosis?

La mastocitosis es una enfermedad causada por la presencia de acúmulos anormales de mastocitos en tejidos del organismo como la piel, el pulmón, el hígado, etc. Los mastocitos, o células cebadas, son células que almacenan histamina, y otros mediadores químicos, y existen normalmente en todos esos tejidos en pequeñas cantidades. La mastocitosis —o proliferación anormal de mastocitos— se da en una de cada 20.000-40.000 personas, y afecta tanto a niños como a adultos, y tanto a mujeres como varones. Hay dos grandes grupos de mastocitosis: cutánea y sistémica.

¿Qué es la mastocitosis cutánea?
La mastocitosis cutánea es la forma más común de mastocitosis, caracterizada por el acúmulo de mastocitos exclusivamente en la piel. Se produce más frecuentemente en la infancia, no se acompaña de implicación en otros órganos, y tiene una evolución favorable, ya que las lesiones prácticamente desaparecen en la pubertad. La variedad más frecuente es la mastocitosis cutánea máculo-papular, también llamada urticaria pigmentosa. Esta enfermedad presenta lesiones fijas de coloración rojo-marronácea, con una característica clínica típica, denominada signo de Darier: las lesiones responden a la presión, de forma que con la fricción se convierten en habones. Las lesiones se encuentran de forma predominante en el tronco y rara vez en la cara, palmas y plantas de los pies. Dada la evolución favorable, no requiere más tratamiento que el sintomático, con antihistamínicos para aliviar el prurito y cuidado de la piel.
Menos frecuentes son la mastocitosis cutánea difusa, con afectación generalizada de toda la piel, que a veces presenta aspecto ampolloso y que puede acompañarse de más síntomas y complicaciones (hipotensión, diarrea, hemorragias gastrointestinales); y el mastocitoma solitario, con una lesión única, sobreelevada, de color rojo-marronáceo y con signo de Darier positivo. También se resuelven espontáneamente durante la infancia.
¿En qué consiste la mastocitosis sistémica?
La mastocitosis sistémica constituye un grupo heterogéneo de enfermedades malignas, raras, adquiridas y crónicas que aparecen habitualmente en la edad adulta. Suelen ser esporádicas, aunque se han descrito algunos raros casos familiares. Están relacionadas con una proliferación anormal de mastocitos en diferentes tejidos, incluida la médula ósea, con o sin afectación cutánea.
La sintomatología depende del número de órganos afectos. La manifestación cutánea es la más común (90%), con las típicas lesiones de urticaria pigmentosa, picor y episodios de enrojecimiento. Menos frecuentes son los síntomas digestivos: diarrea, dolores cólicos en el abdomen o úlcera gástrica. En una cuarta parte de los casos se producen episodios de anafilaxia, inducidos por la liberación masiva de productos presentes en los mastocitos: histamina, triptasa, leucotrienos, prostaglandinas y heparina. Estas sustancias pueden causar síncopes recurrentes, dolor de cabeza, enrojecimiento y, a veces, hipotensión; síntomas característicos del choque anafiláctico. Los episodios de anafilaxia se pueden desencadenar por distintos factores, desde la toma de antiinflamatorios no esteroideos (AINE) hasta la picadura de insectos himenópteros (avispas y abejas).
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Mastocitosis. (Créditos, F. 143)

De forma menos frecuente se pueden producir síntomas neuropsiquiátricos, osteoporosis que puede ocasionar fracturas; y más raramente aún, aumento del tamaño del hígado y del bazo, así como molestias musculares, como dolor y fatiga.

¿Cómo se diagnostica la mastocitosis?
Una biopsia cutánea en la que se demuestre la presencia de acúmulos de mastocitos en la dermis es suficiente para el diagnóstico de la mastocitosis cutánea.
Para establecer el diagnóstico de mastocitosis sistémica es necesaria la realización de una biopsia de médula ósea, y la cuantificación del nivel de triptasa en el suero. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido un criterio mayor (la presencia de infiltrados densos de más de quince mastocitos en la médula ósea) y cuatro criterios menores: más de un 25% de mastocitos defectuosos, mutación en el gen que codifica el llamado receptor KIT (o gen c-KIT), expresión del marcador CD2 y/o CD25 en los mastocitos, y un nivel de triptasa superior a 20 ng/ml. El diagnóstico de mastocitosis sistémica se establece con la presencia del criterio mayor, o bien con tres criterios menores.


TABLA 1. Afectación en la mastocitosis sistémica por aparatos
Piel
Urticaria pigmentosa
Prurito
Enrojecimiento
90%
82%
56%
Aparato digestivo
Diarrea
Dolor abdominal
Ulcera gástrica
35%
30%
20%
Afectación general
Anafilaxia
23%
Huesos
Osteoporosis
18%
Sistema nervioso
Alteraciones neuropsiquiátricas, cefalea, depresión, trastornos cognitivos
23%
Hígado, bazo
Aumento del tamaño del hígado
Aumento del tamaño del bazo
12%
8%
Músculos
Dolor, fatiga
Desconocido


Para estudiar la extensión de la proliferación de mastocitos se usan técnicas de imagen médica (radiografía, ecografía, escáner, densitometría) con el fin de detectar el aumento de tamaño de los ganglios linfáticos, la presencia de lesiones óseas y la pérdida del calcio óseo. También se pueden realizar endoscopias y biopsias del tubo digestivo con el fin de detectar infiltración de mastocitos en las paredes del tubo digestivo, o en las úlceras o zonas de sangrado que se puedan observar.
En los niños con mastocitosis cutánea normalmente no es necesaria la realización de una biopsia de médula ósea, salvo que existan de forma asociada un aumento del tamaño del hígado y/o bazo o ganglios linfáticos; alteraciones en los recuentos de células de la sangre periférica; o bien que los niveles de triptasa superen los 20 ng/ml.

¿Hay diferentes tipos de mastocitosis sistémica?
Dependiendo de la extensión y agresividad de la enfermedad, se distinguen diversas variantes de mastocitosis. La más frecuente (90%) es la denominada mastocitosis sistémica indolente, con un grado bajo de afectación de la médula ósea (menor del 5%). Habitualmente, los pacientes sufren alteración cutánea (urticaria pigmentosa), así como aumento de tamaño del hígado y bazo, y afectación gastrointestinal. El nivel de triptasa en el suero suele ser mayor de 20 ng/ml, pero un nivel normal no descarta esta forma de mastocitosis. Los pacientes con mastocitosis sistémica indolente tienen una esperanza de vida normal. Se suelen realizar controles anuales que incluyen analítica completa de sangre, nivel de tripasa y densitometría ósea para la evaluación de la osteoporosis.
Hay otras variantes de mastocitos con peor pronóstico: aquellos casos con mayor infiltración de la médula ósea por mastocitos (más del 30%) y niveles de triptasa persistentemente muy elevados (superiores a 200 ng/ml), asociando aumento del tamaño del hígado, bazo o ganglios linfáticos. La mastocitosis se puede presentar también asociada a otras patologías hematológicas (síndromes mielodisplásicos, leucemias y linfomas). En estos casos, el tratamiento adecuado de estas enfermedades no mejora la mastocitosis.
Las formas más agresivas de mastocitosis son extremadamente raras y tienen un mal pronóstico, con una supervivencia de 48 meses para la mastocitosis sistémica agresiva, que es un proceso agudo que cursa con anomalías en la formación de células sanguíneas en la médula ósea, aumento de tamaño del hígado y bazo, y diarreas crónicas por infiltración de mastocitos en el estómago e intestino; con síndrome de malabsorción que causa pérdida de peso y disminución de calcio óseo, con posibilidad de fracturas. La leucemia de mastocitos tiene peor pronóstico, con una supervivencia de 12-24 meses. En la sangre periférica, más del 10% de las células, y en la médula ósea más del 20% son mastocitos con signos de malignidad.

¿Cómo se trata la mastocitosis?
El tratamiento de la mastocitosis depende del tipo de enfermedad y los síntomas que se asocian. Los antihistamínicos H1 son utilizados para aliviar el picor y otras molestias cutáneas. Los antihistamínicos H2 (como la ranitidina) son efectivos en el control de las molestias relacionadas con las úlceras gástricas. Para estas molestias también se pueden prescribir otros medicamentos como el omeprazol o análogos. En caso de dolor abdominal se pueden utilizar espasmolíticos.
Si se producen episodios de anafilaxia tras picaduras de insecto o toma de antiinflamatorios, es importante el tratamiento inmediato con adrenalina, por lo que se recomienda llevar dispositivos para la autoadministración de este fármaco. Si las molestias son persistentes, puede hacerse uso de fármacos estabilizadores de los mastocitos, como el cromoglicato disódico, el ketotifeno o inhibidores de los leucotrienos. Habitualmente, se utilizan estos fármacos en la mastocitosis indolente, reservando otras formas de tratamiento más agresivas para el resto de las formas de mastocitosis.

Dra. Dolores Hernández Fernández de Rojas
Médico especialista en Alergología. Jefe del Servicio de Alergia del Hospital Universitari i Politècnic La Fe, Valencia. Profesora asociada de Medicina de la Universidad de Valencia.
Fuente: http://alergiafbbva.es/otras-enfermedades-alergicas

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